Pasó la protesta opositora denominada 8N que reunió alrededor
de 250.000 personas entre la CABA
y otras ciudades del país.
Dejando de lado el número, una vez más vino a confirmarse
una motivación opositora con expresiones y reclamos tan diversos como difusos,
algo que bien grafica la concepción individualista neoliberal desde donde se parte al
momento de protestar.
La heterogeneidad de los mismos, sin embargo, no se
encuentra en los asistentes a la protesta, a saber: Sectores de clase media;
media- alta; y alta.
Exceptuando agravios y descalificaciones propias del odio
irracional no sólo al gobierno sino también a los sectores populares y yendo a las
consignas puntuales, resulta difícil encontrar algún reclamo o parte de él que
pueda ser canalizado por nuestro Proyecto Nacional y Popular.
Es lógico en cierta forma, dadas las visiones de la realidad
que estos sectores tienen, y lo que pretenden que nuestro país sea o lo que el
Estado les debe garantizar.
Uno podría tomar como reclamos plausibles de canalizar la
denominada inflación o la inseguridad – dicho sea de paso no se escucharon
propuestas sobre estos-, y en efecto, este gobierno ha venido trabajando desde
el 2003 a
la fecha sobre estas cuestiones aún cuando pudiera no compartirse la visión que
se tiene de ellas.
El punto es que estos sectores, entienden de una forma totalmente
distinta, tanto las problemáticas como lo que un Estado debe hacer para
atenderlas.
El ejemplo claro sobre ello es la pretensión de un Estado
que garantice la seguridad en términos de protección de la propiedad privada,
pero que simultáneamente, sostenga las desigualdades socioeconómicas
estructurales; algo irracional e imposible.
Por otro lado, y ahora si incluyendo agravios y
descalificaciones, nos encontramos con un discurso que atravesó a la enorme
mayoría de los asistentes.
El discurso de los multimedios y medios dominantes, casi
calcado, con las mismas frases que pronuncian sus periodistas y se colocan a
sistemáticamente en los zócalos televisivos.
Ese discurso de la antipolítica, con sus variantes según el
tema en cuestión, se escucho por repetición hasta el hartazgo, casi como si se
hubiera planificado.
Ante ello, resulta indudable la vigencia de la batalla
comunicacional y la urgencia por poner en pleno funcionamiento una Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual que garantiza una pluralidad de voces que excedan largamente a los clichés
reiterados a diario.
Sin dudas, esta es una de las conclusiones centrales que se
pueden extraer de lo ocurrido ayer, a la cual debe sumársele la confirmación del
carácter opositor de la protesta, dado hasta desde la expresión más sincera
sobre su voto opositor en las últimas elecciones.
Otra conclusión que se puede extraer es que no hubo un sólo reclamo
ligado a necesidades básicas, es decir nadie reclamaba por falta de comida; trabajo;
salud; educación; o vivienda, algo esperable dados los sectores que
protestaban, pero que nos confirma que la caracterización sobre ellos ha sido
acertada.
Ahora, seguramente la última conclusión es la que más da
cuenta del momento de crisis representativa que vive la oposición, causa
determinante para esta clase de protestas.
Es que a las claras, la imposibilidad de viabilizar en una
propuesta política opositora sus reclamos, es lo que hizo que estos sectores
salgan a cacerolear.
La imposibilidad de encontrar una referencia sumado a la
heterogeneidad de los reclamos, acaba por desembocar en momentos de expresión opositora
individualista aún cuando la convocatoria sea de gran número.
Desde ya, no es algo que nosotros debamos atender, pues
sería ilógico que encima tengamos que organizarles la oposición minoritaria a
sectores que pretenden otro modelo de país.
Lo que sí, queda claro que lejos estamos de ser Venezuela,
como aquellos afiches convocando al 8N bien decían.
Acá no tenemos una bolsa de gatos opositora capaz de llevar un candidato
que represente a los sectores minoritarios de la sociedad.
1 comentario:
Parte del 55 % que apoyó el modelo nacional y popular también tiene quejas, reclamos y propuestas tendientes a lo que la Presidenta denominó profundización ó sintonía fina. Pero esas observaciones no implican "pasar al bando variopinto de la oposición".
En buena hora la multitud se expresó ayer en PLENA LIBERTAD, aunque su espontaneidad sea discutible. En mala hora muchos de esos argentinos NO ENTIENDE que sus reclamos - coherentes ó absurdos - deberían canalizarse a través de la POLITICA. Esa curiosa característica pone en tela de juicio su concepción de los significados de DEMOCRACIA, REPRESENTACIÓN e INSTITUCIONALIDAD y RESPETO POR LA LEY.
Hasta cierto punto, las invitaciones provenientes del poder corporativo, golpistas, desheredados, resentidos y algunos cándidos distraidos obraron a la manera del radiador expuesto de un veloz camión al que se le adhirieron bichos de toda laya, incluso algunos que viven comiéndose a otros.
Faltan 27 días para el 7D, a pesar del "clamor" de "lagente".
Saludos
Tilo, 71 años
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