No hubo sorpresa en el resultado final de la elección en los
Estados Unidos, pues Barack Hussein Obama fue reelecto obteniendo 303
electores, 33 más de los necesarios para quedarse en la casa Blanca.
Lejos quedo el candidato republicano ultra conservador, Mitt
Romney, quien apenas logro 206 electores para el colegio electoral.
Desde luego, el antidemocrático sistema electoral norteamericano
suele no reflejar el voto de los ciudadanos que participan, pero sí se encarga
bastante bien de abrir las puertas a numerosas irregularidades como padrones con
electores duplicados en distintos estados o votos duplicados por diferentes
medios.
Obviamente, el ocultamiento de los multimedios a nivel
internacional entorno a ello, es tan absoluto como los escollos, cuando no
lisas y llanas negativas, que las autoridades electorales suelen poner a los
veedores internacionales.
Si bien no ocurrió como en el año 2000, cuando el aparato
republicano logró robarle la elección al demócrata Al Gore, ayer, el sistema
electoral volvió a evidenciar su capacidad para desvirtuar el sufragio de los
asistentes a la elección.
Los números casi finales de votos totales son la muestra de
ello, pues arrojan un ajustado triunfo de Obama sobre Romney – 59.631.249 votos
para el primero y 57.003.419 para el segundo-.
Más allá de ello, cabe destacar que el reelecto presidente
supo sostenerse a pesar de su insulsa gestión, y logró el apoyo de importantes
corporaciones para ganar la elección.
Hizo una campaña poniendo todo su aparato en pos de mantener
el voto de las minorías - afrodescendientes y latinos- y supo llegar de mejor
forma en los denominados Swing States, aquellos estados que oscilan con su voto
de elección a elección.
Obama será cuatro años más presidente de Estados Unidos, y es de esperar
que nada cambie mucho a nivel político interno y externo.
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