Se conoció finalmente el proyecto enviado por Mauricio Macri
a la legislatura porteña, a través del cual reconoce que la red de subterráneos
son propiedad y responsabilidad de la
CABA.
Cómo era de esperar, luego de haberse aprobado un
presupuesto en el que no se destinaba un centavo a este servicio, el proyecto
pro prevé financiamiento con impuestos al combustible y aumentos de los peajes
de la Ciudad;;
subas anuales de tarifa en consonancia con los aumentos salariales que puedan
lograr los trabajadores del subte; y declarar como esencial el servicio a fin
de cercenar el derecho a huelga.
Iniciando por lo último, es claro que la visión macrista del
mundo tiene un profundo desprecio por los trabajadores y como buena visión
empresaria, siempre pretende avasallar sus derechos adquiridos.
Dentro de esta lógica también se inscribe el atar los
aumentos de tarifas a los incrementos salariales sin siquiera cuestionar o
analizar la vergonzosa e inexplicable concesión del servicio.
Fiel ejemplo del neoliberalismo explícito, la concesión que
maneja la empresa Metrovías es francamente ridícula, pues no tiene obligación
de invertir en obras estructurales dado que su función, cual parásito que vive
del Estado, es la de recaudar en pasajes; publicidad; y todos los kiosquitos
concesionados de la red, y pagarle a los trabajadores.
No hay que ser contador para darse cuenta la fortuna irracional
e injustificada que levanta Metrovías, para el magro trabajo que realiza.
Lo cierto es que a priori, Macri y su gobierno, no piensan discutir
la situación privilegiada de la empresa pero si pretenden derivar la carga a trabajadores y usuarios en primera instancia, y a automóvilistas y transportistas en segunda, con aumentos en combustibles y peajes que inevitablemente van a impactar sobre los precios de los productos generando inflación.
Es que el proyecto macrista en definitiva, es un fiel
reflejo de la concepción neoliberal bajo la cual el intendente gobierna la CABA.
No existe para ellos, posibilidad alguna de un Estado haciéndose
cargo de parte de los gastos del subte, y mucho menos repensando el modelo para
gestionarlo.
Ya lo habían definido cuando armaron el presupuesto 2013 de la CABA negando la existencia
del subte, porque aún con las variantes propias de un momento histórico
distinto, su pretensión sigue siendo la de un Estado mínimo que no intervenga
ni sea capas de brindar servicios.
Lo habían definido y ahora, con este proyecto de
ley, vienen a ratificar ese rumbo.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario