Un mecanismo característico de los medios opositores y sus
voceros en distintos espacios institucionales, es el de cambiar el eje de la
discusión cada vez que esta resulta adversa a sus intereses mezquinos.
Hemos visto en distintas ocasiones como ante un debate o una
definición que no les es favorable, tergiversan los hechos cuando no, generan
circos que desvíen el foco de atención.
Tal es el caso de lo ocurrido el miércoles, cuando la Cámara de Diputados aprobó la
reforma electoral por la que los jóvenes de entre 16 y 18 años podrán optar por
sufragar en las elecciones nacionales.
Un histórico avance que otorga un derecho a un segmento de
la sociedad, el cual han intentado, desde la propia sesión en la cámara baja,
empañar cuando no ocultar, tras un circo montado entorno al debate
político.
La táctica, sencilla y conocida, ha sido desviar el foco de
atención atacando masivamente al Compañero diputado por el Frente para la Victoria, Andrés
Larroque, luego de sus palabras en el marco del debate por la nueva norma.
Así, legisladores opositores y multimedios a los cuales estos
responden, han tomado el discurso del Cuervo como excusa para decir cuanta
barbaridad se les ocurriera con el fin de demonizarlo a él y a la juventud, y
desviar el foco del hecho político real ocurrido.
Estamos acostumbrados a escuchar discursos opositores vacíos
de contenidos y llenos de descalificaciones infundadas, siempre avalados
y realzados por los multimedios y sus periodistas.
En esos casos donde reina la irracionalidad y la mala leche,
no se juzga o se ataca como se hizo con Larroque quien por otra parte lejos de
agraviar, hizo una denuncia entorno a la relación entre la cabeza policial
narco de Santa Fe y las cómplices autoridades políticas.
Es que en última instancia, los multimedios; las
corporaciones, no están para hablar con ecuanimidad sino para defender sus
intereses, y por ello, el circo que armaron pegándole al diputado del Frente
para la Victoria,
tenía como doble objetivo contribuir a la demonización del kirchnerismo y a la
invisibilidad del suceso histórico.
Los legisladores opositores jugaron para este doble objetivo con su
actitud vergonzosa y cuasi infantil de abandonar el recinto antes de la
votación por las palabras de un legislador.
Su actitud, armada y consensuada a fin del éxito de la maniobra espuria, en
todo caso respondía a la necesidad de correr el eje.
No vamos a pensar que ellos sinceramente creen que tiene
derecho a decir cualquier barbaridad pero nosotros debemos permanecer en
silencio.
Un pensamiento de esas características sería una
confirmación sobre su visión caprichosa e infantil de la política, que casi los
colocaría en un lugar de ingenuidad.
Evidentemente ellos no piensan eso, aunque lo suelen dar a entender dentro de
su marco de excusas diarias.
1 comentario:
Comparto compañero. Pareciera que las palabras del Cuervo significaran la hecatombe final, cuando ni siquiera se las puede calificar de tan agresiva como las vertidas en esa sesión (y en cualquier otra) por miembros de la oposición.
¿desmesuradas? en todo caso al nivel de los cuestionamientos falaces que, día a día tiran desde los medios más que de las bancas.
Ni que se asumiera que se debe ser carmelias descalzas sumisas y devotas.
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