Ayer murió el genocida Albano Eduardo Harguindeguy, quien ocupara el cargo de
ministro del interior del dictador Jorge Rafael Videla durante la última
dictadura cívico- militar.
Tenía 85 años y estaba
cumpliendo prisión preventiva domiciliaria, pues no tenía aún una condena
firme, por los crímenes de lesa humanidad que perpetró en aquellos terribles
años.
Harguindeguy supo
ser uno de los mayores carniceros del genocidio en el país como buen alumno de la Escuela de las Américas.
En su nefasto
historial represivo se observa la participación en el Plan Cóndor y la
dirección y ejecución de múltiples secuestros; asesinatos; y desapariciones de
Compañeros, entre ellos, los destinados a eliminar a los Sacerdotes del Tercer
Mundo.
También, se ocupaba
de rechazar los hábeas corpus, y con el cinismo propio de un ser de su calaña,
solía vanagloriarse por poseer las listas de los desaparecidos.
Es doloroso que
gracias a la lentitud del Poder Judicial, este genocida haya fallecido sin
haber sido condenado por todas las atrocidades que cometió, y sin haber
cumplido su condena en una cárcel común.
Por ello, una vez más reiteramos la urgencia
en que avancen los juicios a todos los genocidas.
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