Histórico triunfo en las urnas de la Revolución Bolivariana,
el de anteayer.
El decimoquinto en dieciséis elecciones desde 1998 a la fecha, incluyendo
comicios presidenciales; legislativos; estaduales; y referéndums, y
probablemente el más importante de todos ellos porque vino a ratificar un rumbo
político inequívoco que viene transformando la realidad de los sectores
populares venezolanos, y que ha colocado a Venezuela como un actor central en
la política americana y mundial.
Allá por 1998, cuando Latinoamérica entera – a excepción de
Cuba desde luego, interminable ejemplo de dignidad- era dominada por gobiernos gerentes
de los organismos internacionales y respondía a los intereses del capital
financiero mundial; en esas épocas en las que nos contaban que la historia se
había terminado y que el neoliberalismo era el estadio superior del capitalismo
ante el cual había que arrodillarse sin importar que fuera una fábrica de
pobres; indigentes; y muertos, en esos momentos, surgió Hugo Chávez para
plantear otro camino; el de la dignidad y el trabajo, el de la construcción de
un país y una región por y para todos, el de la emancipación.
De allí en más, Venezuela inició su proyecto popular, y fue
a su vez, ejemplo y referencia para quienes, hoy entendemos y retomamos las
banderas históricas de la construcción colectiva en pos de los intereses de los
sectores populares, tanto en Argentina como en el resto de la región.
Sabíamos, que la elección del domingo era clave por su
significado a nivel local, continental y mundial.
Éramos concientes de la relevancia inapelable que tenía una
confirmación del rumbo político en la hermana República Bolivariana de
Venezuela, y al igual que nosotros, los que estamos parados de este lado de la
vida y la historia, las corporaciones; los intereses multinacionales
concentrados; y todos sus voceros, también entendían la necesidad de que la
derecha fascista golpista y neoliberal lograra hacer pie tras múltiples
fracasos que incluyeron un golpe de Estado en 2002.
Para ello operaron con toda su capacidad, como lo vienen
haciendo desde que Chávez se les planto por primera vez y abrazo el legado
bolivariano, dentro y fuera de Venezuela a fin de intentar influenciar la
voluntad del pueblo y buscando generar un escenario desestabilizador en el que
se pusiera en duda cualquier resultado favorable al oficialismo.
La realidad se los volvió a llevar puestos porque el pueblo
venezolano les volvió a dar la espalda de forma contundente, y ratificó que
desde el surgimiento del Movimiento V República, ha recuperado la política como
herramienta de transformación para si mismo y para seguir avanzando con la Patria Grande como objetivo
estratégico.
La realidad les ha vuelto a demostrar aún en un terreno que
les es propio como el de la democracia liberal, que no hay vuelta al pasado ni en
Venezuela, ni en nuestra Sudamérica renacida a partir de los movimientos
populares.
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