Inicio ayer el tratamiento parlamentario de dos de los seis
proyectos de ley mediante a los cuales se busca avanzar en la democratización
del Poder Judicial – el que plantea la elección por voto popular de los miembros
del Consejo de la
Magistratura y el que prevé la creación de tres Cámaras de
Casación: Contenciosa Administrativa Federal; Nacional y Federal del Trabajo y la Seguridad Social;
y Federal y Nacional en lo Civil y Comercial-, y como era de esperar, la
oposición en la Cámara
de Senadores brilló por su ausencia al momento de debatir.
Lejos de ser una metáfora, el arreglo público entre los senadores opositores fue el de no participar del plenario de comisiones a fin de deslegitimar el debate desde la negación propia, y como contrapartida, montar un show en todos los espacios de comunicación opositora existentes esgrimiendo una mentira que no llegó a sostenerse ni 24 horas: La excusa para negar el debate político era que supuestamente el oficialismo no iba a permitir modificar ni una coma en los proyectos, sin embargo ambos proyectos se aprobaron en el plenario de comisiones con modificaciones.
Una táctica tan repetida como reaccionaria, la utilizada por esta oposición unida por su incapacidad y su impotencia a la hora de brindar argumentos, que visibiliza a su vez, la imposibilidad que tienen de pensar en que esta reforma del Poder Judicial, beneficiará a la sociedad de las próximas generaciones.
Más importante que repensar y construir un poder que siendo el más antidemocrático del Estado, también es el que menos se ha adecuado a los cambios de época desde su génesis, para el conjunto de los bloques opositores en la cámara alta, parece ser sostener una posición conservadora de la antipolítica más patética; aquella de la negación por la negación misma.
Lejos de ser una metáfora, el arreglo público entre los senadores opositores fue el de no participar del plenario de comisiones a fin de deslegitimar el debate desde la negación propia, y como contrapartida, montar un show en todos los espacios de comunicación opositora existentes esgrimiendo una mentira que no llegó a sostenerse ni 24 horas: La excusa para negar el debate político era que supuestamente el oficialismo no iba a permitir modificar ni una coma en los proyectos, sin embargo ambos proyectos se aprobaron en el plenario de comisiones con modificaciones.
Una táctica tan repetida como reaccionaria, la utilizada por esta oposición unida por su incapacidad y su impotencia a la hora de brindar argumentos, que visibiliza a su vez, la imposibilidad que tienen de pensar en que esta reforma del Poder Judicial, beneficiará a la sociedad de las próximas generaciones.
Más importante que repensar y construir un poder que siendo el más antidemocrático del Estado, también es el que menos se ha adecuado a los cambios de época desde su génesis, para el conjunto de los bloques opositores en la cámara alta, parece ser sostener una posición conservadora de la antipolítica más patética; aquella de la negación por la negación misma.
El contraste tajante de este accionar respecto de cómo vive
el espacio nacional y popular, pone sobre el tapete una diferencia
irreconciliable porque mientras los opositores hacen lo que hacen, el
kirchnerismo es el único que da los debates políticos de cara y con la
sociedad.
El kirchnerismo, como viene ocurriendo de 2003 a la fecha, es el único
espacio en donde se discute todo abiertamente e inclusive con posturas diversas
frente a distintos temas.
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