El circo para la opinión publicada se ha instalado frente al
Congreso de la Nación
con carpa y todo, a fin de deslegitimar el debate sobre la urgente
democratización del Poder Judicial.
La oposición parlamentaria en su conjunto, ha tomado el
debate como una cruzada en defensa de la nefasta “Familia Judicial”, en pos de
sostener los privilegios que las corporaciones poseen en cada causa que pudiere
afectar sus intereses.
“Independencia de la Justicia”, es el slogan de turno con el que
pretenden, con la férrea conducción de los multimedios opositores, cambiar el
eje de una discusión a la cual han decidido no aportar absolutamente nada.
A diferencia de ciertas entidades como el Centro de Estudios
Legales y Sociales o el propio Presidente de la CSJN, quienes han realizado aportes para mejorar
los proyectos, la oposición parlamentaria se ha negado a debatir y apuesta a un
revival de la época de la resolución 125.
Podría pensarse que efectivamente, existe un infantilismo conciente
opositor en aquello del oponerse por oponerse a todo lo que plantea el Gobierno
Nacional y Popular, pero indudablemente, el infantilismo sólo no explica este
abroquelamiento con el que pretende negar una discusión que afecta los
intereses del poder fáctico.
Porque tanto en lo que a la regulación de las medidas
cautelares refiere, como en la democratización de la elección de los miembros
del Consejo de la
Magistratura, su defección al debate político guarda una
defensa por la subsistencia de las condiciones que permiten un Poder Judicial
arrodillado ante el poder económico.
El actual uso indiscriminado de cautelares permitidas por
jueces que responden a intereses corporativos ha resultado un perjuicio
irracional; ilegitimo e ilegal para el Estado y la sociedad.
A ello debe sumarse el bloqueo sistemático que impide el
desempeño del Consejo de la
Magistratura, clave para sostener un modelo en el que los
jueces subrogantes se manejan con total impunidad administrando cautelares
eternas que benefician siempre a los mismos grupos económicos.
Es un Poder Judicial que ni siquiera se plantea la
posibilidad de administrar la justicia de forma igualitaria, y justamente los
proyectos que apuntan a cambiar las dos situaciones habituales de abuso recién
mencionadas, son el eje a partir del cual se defiende la dependencia
corporativa.
Resulta evidente entonces, que los discursos épicos de barricada o la
carpa circense armada en la
Plaza del Congreso, tienen como fin el sostenimiento del estado
antidemocrático en el que vive un poder dominado por el oscurantismo y las prácticas
cuasi- mafiosas; al tiempo que se busca como efecto deseado, generar un clima
de inestabilidad política, por no decir de golpismo, en el cual el intento de apriete
a los parlamentarios del Frente para la Victoria para que no acompañen los proyectos, se
presenta como algo normal.
1 comentario:
Pecaré de excesivamente simplista: No hace falta estudiar ó ahondar en el texto del proyecto de reforma judicial ó democratización de la justicia, como se ha dado en llamarlo. No es necesario.
Al examinar - esta vez si, con detenimiento - a los personajes alineados EN CONTRA del proyecto en cuestión, cualquier ciudadano medianamente cuerdo SABE que tiene que APOYAR esta idea de democratización DE INMEDIATO, sin dudar un instante.
Es decir, si Drácula, Frankenstein y el Hombre Lobo ESTÁN EN CONTRA, no cabe duda de que HAY QUE APOYARLO.
Saludos
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