49 muertos; más de 1.000 evacuados; y una ciudad con sus
alrededores que se vio sumergida bajo el agua en más del 50% de su superficie,
son los saldos que hasta ahora ha dejado del trágico temporal vivido en la
capital bonaerense.
La ciudad de La
Plata es hoy, llegando a las 48 horas posteriores al inicio
de la catástrofe, tierra arrasada, en la que los Estados Nacional y Provincial trabajan
conjuntamente en los planes de contingencia para los miles de damnificados.
A ello debe sumarse la militancia, que a lo largo y ancho
del país se moviliza con colectas para paliar las perdidas materiales totales
del pueblo platense.
Ahora bien, indudablemente este acontecimiento merece
reflexiones que nos permitan comprender sus causas o parte de ellas, y en este
sentido el titular de la cátedra de Hidrología de la Universidad Nacional
de La Plata, Pablo
Romanazzi, ha brindado hoy importantes conceptos en declaraciones radiales.
“La urbanización creció caóticamente y somos todos
responsables de esto. Acá no se tuvo en cuenta el desagüe, nunca se planifica y
se urbaniza irresponsablemente. Y las leyes no ayudan: hay gente que está
viviendo en los márgenes del arroyo y tiene títulos de propiedad, gente que
nunca tendría que haber estado ahí. Estamos urbanizando las praderas de
inundación natural que tiene el arroyo y estas son las consecuencias”, explicó
y agregó que “hay diagnóstico, sabemos lo que pasa cuando llueve así y que las
obras hidráulicas no tienen un nivel de servicio para atender este tipo de
tormentas. Pero hay medidas que se pueden tomar, como no seguir asentando población
en los márgenes de los arroyos. Es una locura y lo venimos denunciando hace
tiempo”.
Romanazzi también precisó que “la ciudad de La Plata tiene la diagonal 74,
que corre de sur a norte, y divide el casco urbano. Toda el área que queda al
oeste de esa diagonal, es zona inundable. Y hay tres arroyos que la circundan
(Regimiento, Pérez y El Gato), y todo va a parar al canal del Gato. Toda esa
zona está solicitada por tormentas que exceden el desagüe pluvial, y cuando los
pluviales se cargan, el agua corre por las calles”, y que ello se observa “cuando
se superponen las manchas de inundación a los planos topográficos, el agua va
por donde siempre que es el cauce de los arroyos. Las calles y urbanización no
pueden borrar eso, y seguimos urbanizando sobre los cauces, es una locura”.
Los argumentos de Romanazzi dejan en claro entonces, que el
problema primario radica en una errónea planificación urbana que no contempla
los arroyos; sus causes; y por donde se realiza el escurrimiento natural de las
aguas, y ello se condice con las no pocas críticas que ha recibido el nuevo
Código de Ordenamiento Urbano de la gestión del actual intendenta Pablo Buera.
Si a ello agregamos que en dos horas, La Plata recibió un tercio de
las lluvias que recibe anualmente – 330 mm-, se entiende que la sumatoria
decanta en una situación catastrófica de inundaciones con picos de 2 metros de agua, propia de
la incapacidad total de una red pluvial colapsada.
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