Se conoció ayer por la mañana, la decisión de la Corte
Suprema de Justicia de Estados Unidos de no tomar el caso sobre el diferendo
entre los Fondos Buitres y Argentina.
Desde ya, una mala noticia aunque no tan improbable en la
previa, que como efecto inmediato, deja firme el fallo de primera instancia
expedido por el juez de Nueva York, Thomas Griesa.
En la práctica, esto se traduce en que Argentina debiera
pagar u$s 1.330 millones a los buitres, que corresponden a la totalidad del
valor nominal de los títulos que poseen, recuérdese, obtenidos cuando su valor
era ínfimo, consecuencia del default; pero también, que no puede seguir pagando
a los restantes acreedores que entraron al canje de deuda – el 93% del total-,
sin abonar lo correspondiente a los primeros.
Al margen de las especulaciones –menester de los Buitres-,
cabe destacar tres cuestiones que arroja esta definición del máximo tribunal de
EEUU.
La primera, de la cual hablara la Presidenta, Cristina
Fernández, anoche, en cadena nacional, es que esta decisión no sólo afecta
todas las reestructuraciones de deudas actuales y futuras, entre las que se
cuentan las de no pocos países europeos, sino que también ratifica la vigencia
de la fase financiera especulativa que atraviesa la economía global.
Con su pronunciamiento de no pronunciarse, el Poder Judicial
de EEUU lo que hace es garantizar todo un sistema económico armado para que la
transferencia de recursos sea siempre hacia las minorías especulativas que en
definitiva, son quienes ostentan el poder en el mundo.
La segunda cuestión, ya mencionada, es que el hecho no
sorprende.
En efecto, si uno considera de cual espacio político
proviene cada uno de los jueces de la Corte estadounidense – dos demócratas y siete
republicanos de los cuales cinco pertenecen al Tea Party-, y a que intereses
viene defendiendo en su historial, resulta lógico y esperable su modus operandi.
La tercera y última cuestión tiene que ver con lo que vendrá
ahora, y para ello urge no caer en fatalismos ante una situación sobre la cual
Cristina, ya dio alguna señales acerca de los pasos a seguir.
En principio, Argentina ha ratificado su compromiso con el
93% de los acreedores que ingresaron al canje de deuda, y tiene más de un
mecanismo para afrontar los vencimientos de deuda evitando cualquier posible
embargo – el más conocido es el famoso cambio de legislación que requiere el
visto bueno de los bonistas a fin que el pago se realice acá-.
Respecto de los Buitres, habrá que ver cuál será la
estrategia a seguir entendiendo que las instancias judiciales estadounidenses
están prácticamente agotadas, y que la posición de nuestro país de cara a una supuesta
negociación no va a contemplar facilidades que no han tenido los restantes
acreedores.
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