Sergio Massa y su rejunte corporativo expresado bajo el
nombre Frente Renovador Peronista – un nombre alejadísimo de su realidad
concreta-, no ganan para disgustos en estas últimas horas.
Es que, a pesar del inflador de los multimedios opositores, se empiezan a conocer los efectos inmediatos lógicas del salto a la oposición del intendente, y su flamante alianza con el poder económico.
En su municipio como en Almirante Brown, el de Darío Giustozzi; y San Martín, el de Gabriel Katopodis, se ha desatado una ola de renuncias de funcionarios y colaboradores – en el último de los mencionados ya suman 18-, que mantienen su lealtad y compromiso con el Proyecto Nacional y Popular, y con su conductora, Cristina Fernández de Kirchner.
A ello deben sumarse las fracturas en sus otrora bloques de concejales, donde también existen leales que seguirán siendo parte del Frente para la Victoria.
Para colmo de males, se empieza a visibilizar el apoyo de Eduardo Duhalde, quien ha salido a empapelar la CABA con afiches publicitando a la “esperanza blanca”, algo que en la cosmovisión de la política profesional a la que Massa es tan permeable, resta bastante más de lo que suma.
La publicidad massista con sello que ostenta el ex presidente, da cuenta de la existencia de ciertos acuerdos de fondo con una figura de notable imagen negativa – un pianta votos clásico puede decirse-; algo bastante poco inteligente, cabe agregar.
Ahora, en el llano, se empiezan a ver las consecuencias de una jugada de la política especuladora y marketinera, que pudiera traerle más dolores de cabeza que beneficios al tigrense y los otros jefes municipales.
Es que, a pesar del inflador de los multimedios opositores, se empiezan a conocer los efectos inmediatos lógicas del salto a la oposición del intendente, y su flamante alianza con el poder económico.
En su municipio como en Almirante Brown, el de Darío Giustozzi; y San Martín, el de Gabriel Katopodis, se ha desatado una ola de renuncias de funcionarios y colaboradores – en el último de los mencionados ya suman 18-, que mantienen su lealtad y compromiso con el Proyecto Nacional y Popular, y con su conductora, Cristina Fernández de Kirchner.
A ello deben sumarse las fracturas en sus otrora bloques de concejales, donde también existen leales que seguirán siendo parte del Frente para la Victoria.
Para colmo de males, se empieza a visibilizar el apoyo de Eduardo Duhalde, quien ha salido a empapelar la CABA con afiches publicitando a la “esperanza blanca”, algo que en la cosmovisión de la política profesional a la que Massa es tan permeable, resta bastante más de lo que suma.
La publicidad massista con sello que ostenta el ex presidente, da cuenta de la existencia de ciertos acuerdos de fondo con una figura de notable imagen negativa – un pianta votos clásico puede decirse-; algo bastante poco inteligente, cabe agregar.
Ahora, en el llano, se empiezan a ver las consecuencias de una jugada de la política especuladora y marketinera, que pudiera traerle más dolores de cabeza que beneficios al tigrense y los otros jefes municipales.
1 comentario:
El nuevo muñequito de torta político comenzó a perfilar su verdadera silueta cuando Amado Boudou sugirió el rescate de los fondos previsionales de las garras de las AFJPs, un lustro atrás. A partir de esa "peligrosísima" idea tan contraria a la "seguridad jurídica" (del poder), el muñequito comenzó a cambiar de riel para circular por donde realmente pertenece.
Afortunadamente, también lo apoya el padrino, por si alguno aún tenía dudas.
Saludos
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