Se confirmó en estos últimos días, el regreso de la Alianza que, cual banda
rockera de los ´80 que regresa a los escenarios, también tiene fecha de deceso,
según confesó uno de sus máximos exponentes.
Fernando Solanas fue claro al señalar en declaraciones a los
medios sobre el rejunte: “nunca acordaríamos con los radicales en la provincia
de Buenos Aires, en Río Negro o en Córdoba, por citar ejemplos. En la Ciudad el radicalismo fue
fuerte pero sus afiliados y sus dirigentes emigraron a otros partidos.
Aspiramos a continuar con las fuerzas que conforman Coalición Sur; con los radicales
y Prat Gay es una alianza táctica que no seguirá más allá de octubre”, dejando
en claro que el cachivache es a fin de ganar votos en la CABA.
Su socia hasta
octubre, Elisa Carrió, agregó, en este sentido, que la Alianza “relegará al
Frente para la Victoria
al tercer lugar” en el distrito.
Obviamente, ese es
el sueño por el cual la
Coalición Cívica; Proyecto Sur; el Partido Socialista; el GEN;
la UCR; y los
Tumini- Donda boys, definen este acuerdo electoralista que durará cinco meses.
Su anhelo es sacarle
al FpV el senador por la minoría, asegurando una presencia porteña 100%
opositora en la cámara alta, dado que descuentan una victoria del pro.
Ahora, esta bolsa de gatos sufre lo que toda la oposición
desde hace diez años: Una notable incapacidad por oponerse con proyectos alternativos
propios que superen el electoralismo y el deseo de las corporaciones a las
cuales vienen representando fielmente en cada lugar al que acceden.
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