Una reflexión sobre el software libre.

No soy un especialista en lo que a software libre se refiere ni mucho menos, e inicio estas líneas aclarándolo porque es justamente desde mi desconocimiento en su utilidad práctica, que me permito reflexionar sobre algunas razones para avanzar en una política de Estado.

En efecto, adopar al software libre, permitiría al Estado no pagar millones y millones de dólares en licencias a las dos compañías multinacionales que acaparan prácticamente la totalidad del mercado – a saber Microsoft y Apple -, porque justamente, una de sus características es la gratuidad, tanto en sistemas operativos como en aplicaciones.

Lógicamente, la cuestión no radica en la simpleza de la adopción de un día para el otro en todos los ordenadores del Estado Nacional y las provincias, sino en iniciar un proceso de adaptación que implique necesariamente la capacitación para su uso, y la concientización social entorno al porque debe utilizarse.

Es precisamente a partir de introducirnos en el porque debe utilizarse, cuestión que nos ata a porque debemos tener una política de Estado, que encontramos un argumento central.

Encaminar una política de Estado, es sin dudas un avance más en la construcción de soberanía, porque significa empezar a cortar los lazos que sujetan todo lo que a informática oficial se refiere, a las multinacionales que manejan el mercado mundial y sus intereses particulares.

Hoy en día el Estado y la sociedad se encuentran prácticamente encerrados en un círculo diseñado para el beneficio de estas empresas porque se educa; se trabaja; se crea; se investiga; e inclusive se juega, bajo sus sistemas operativos.

La dependencia desde la instrucción hasta el uso e inclusive la modernización de equipamientos, es casi total, y un Estado Soberano no tiene porque asistir y convalidar ese círculo que redunda en ganancias exponenciales para empresas que desconocen el valor cultural y social del software.

Allí, creo, radica la clave para entender porque necesitamos empezar a pensar un modelo alternativo que contemple un pasaje gradual del uso del software privado al libre, y que a su vez, fortalezca la investigación y producción propia en esta materia.