Mientras Francisco de Narváez, por ahora precandidato a gobernador en la Provincia de Buenos Aires por el Frente Renovador, opera abiertamente para un
acuerdo Macri- Massa a cualquier precio - aun cuando la figura de su actual
eventual aliado, vea
profundizada su depreciación-, el mismo sigue siendo un deseo más propio de
las corporaciones y medios privados que de los dos candidatos presidenciales.
Es que, el escenario actual, a tres meses de las PASO, muestra a un Mauricio Macri consolidado como
el elegido por aquellos a quienes rinde cuentas – el círculo rojo usando
palabras pro-, y un Sergio Massa que casi a diario se ve en la necesidad de dar
a entender, de manera personal o por medio de sus allegados, que su postulación
no está en discusión.
El jefe de gobierno porteño es consciente sobre el estado de
situación, y como en esta carrera opositora, ya lleva las riendas del el caballo
del comisario, mientras el tigrense, intenta sostener una pretensión que se
debilita conforme a cada garrochazo a la inversa conocido.
La aventura del Frente Renovador no parece tener un futuro en
tanto las cosas marchen como lo están haciendo, y el escenario esta lejísimos
de plantear posibilidades que adviertan un cambio en esa marcha.
Es a partir de ello, que el jefe del FR debe afrontar la
encrucijada de sostener lo insostenible o defeccionar y buscar cobija en un
acuerdo que le permita sobrevivir; lo que precisamente se le ofrece desde el
pro, sólo eso.
Falta menos de un mes para el cierre de alianzas, y
seguramente acumularemos ríos de tinta con operaciones; humo; y deseos/
designios corporativos.
Habrá que ver, que de todo ello se traduce en hechos concretos
de cara a unas PASO que cada vez, más opositores reconocen como una instancia difícil
de sobrellevar.
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