“Perjudicamos a los
que ganan menos que nosotros” es sin duda, la frase que grafica a la
perfección lo que ha significado el paro de tres horas con extensión a cinco o
seis hasta su normalización, del transporte.
La misma, dicha en declaraciones radiales, le pertenece al
titular del sindicato que nuclea a los maquinistas de La Fraternidad, Omar
Maturano, quién sin embargo, no dudo en subir la apuesta al expresar: “Vamos a evaluar la posibilidad de un paro
general”.
En idéntica sintonía hizo declaraciones Pablo Moyano, adjunto
de Camioneros, señalando la posibilidad de “hacer
un paro general por 24 o 48 horas”, como próxima medida de fuerza conjunta
de los gremios de transporte – Camioneros, UTA, Pilotos y La Fraternidad- que
hoy garantizaron que la mayoría de los trabajadores no pudiera movilizarse a
sus lugares de trabajo en una franja horaria pico, sobre todo para quienes vienen del conurbano a la CABA.
Al margen de la amenaza de Moyano hijo, sobre un posible
paro general que en la práctica sería garantizado si no hay medios de
transporte público independientemente de su legitimidad real, lo cierto es que
los gremios que han realizado el reclamo el día de la fecha son los que nuclean
a los trabajadores mejores pagos del país – A ellos habría que sumar a La Bancaria-
con sueldos que superan los $17.000, algunos de ellos como los pilotos,
amplísimamente.
Como contraposición, los trabajadores afectados por el paro;
los que no pudieron ir a trabajar o vieron demorada su llegada con las
consecuencias en cuanto a premios que eso suele acarrear, la parte más grande de
la masa laboral en el país, no accede, en
su mayoría, a salarios que paguen ganancias.
Es lógico entonces que un reclamo así no cuente con un apoyo
masivo; es el producto concreto de su carácter elitista que se potencia aún más
cuando se pone a consideración la marcha económica y el modelo de producción;
desarrollo; e inclusión, que viene llevando adelante este gobierno desde 2003 y que ha generado 8 millones de puestos de trabajo.
Es precisamente este contexto, y las urgencias que aún
quedan por resolver en materia de trabajo e inclusión, lo que pone en evidencia
que este reclamo está lejísimos de ser una prioridad para el país.
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