Ayer fue 24 de marzo y se cumplieron 38 años del golpe de
Estado cívico- militar que dio inicio a la larga noche neoliberal.
Esa que se nos dejo 30 mil desaparecidos y miles de
torturados, y que trascendiendo el periodo de dictadura, culminó en treinta
años, la destrucción socioeconómica y política del país en pos de favorecer intereses
de capitales nacionales y trasnacionales resguardados por su gerente mundial,
Estados Unidos.
Coincidencias de la vida o no tanto, ayer, el diputado por
el Frente Renovador, Sergio Massa, se encontraba junto a algunos de sus
asesores, rindiendo cuentas en el Departamento de Estado, en Washington, ante
Roberta Jacobson, secretaria del Departamento de Estado de los Estados Unidos
para asuntos de Latinoamérica – entiéndase pretendida delegada de la gerencia
ante lo que el país del norte sueña, vuelva a ser su patio trasero-.
Entre los temas en los que Massa tuvo que exponer - palabras
textuales según Juan Cruz Sanz en su nota-, se encuentra lo que él mismo
definió como "la necesidad que se avance en la estrategia de un proyecto
de país”, a lo que sumó su idea de sumisión a los intereses geopolíticos estadounidenses: “Creemos
que la Argentina tiene un nuevo rol en un nuevo acuerdo del Pacífico".
Como quien diría, la renovación cada día deja ver más su
plan de restauración neoliberal, y consecuentemente, su profunda raíz cipaya
que se expresa en esto de ir a discutir/ rendir cuentas al Departamento de
Estado sobre cual debe ser el proyecto de país.
El 24 de marzo, Massa estuvo donde mejor le sienta la fecha.
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