La serie de reuniones en la sede de la Defensoría del Pueblo
de la Provincia de Buenos Aires culminó ayer sin acuerdos y con una brutal
agresión a los funcionarios del gobierno bonaerense.
Los intentos del Dr. Carlos Bonicatto, Defensor del Pueblo
bonaerense, por construir un puente de dialogo, quedaron velozmente sepultados
por la intransigencia de los referentes gremiales docentes Roberto Baradel y Mirta
Petrocini, quienes además, vieron como se hacían reales las amenazas que el
primero propinara durante su oratoria en el acto del día anterior.
Los fueron a buscar, como arengó irresponsablemente Baradel anteayer,
y los agredieron verbal y físicamente a la salida de la sede de la Defensoría,
al punto tal de lanzar un ladrillazo a la ministra de economía, Silvina
Batakis.
Unos 50 docentes en patota, fueron a la culminación de las
reuniones a cumplir con lo que su referente había expresado, en lo que bien
puede considerarse un apriete violento, y esto es la consecuencia lógica de la
definición política tomada por los gremios de llevar una discusión salarial a
un callejón sin salida.
Porque el paro por tiempo indeterminado que hoy cumple el
tristemente histórico día 13 en Buenos Aires, no es otra cosa que la decisión
de tomar la medida de máxima como la inicial, lo que implica necesariamente la
imposibilidad, por la propia presión que ahora los docentes ponen sobre sus
referentes, de ejecutar otro tipo de protesta.
Baradel y Petrocini saben muy bien que una medida como el
paro por tiempo indeterminado es extrema, y por ende, debe utilizarse luego de
todo un recorrido de conflictividad; como último recurso, o en todo caso, ante
una situación terminal cuando están en juego las fuentes de trabajo o el propio
gremio.
La desmesura de haber iniciado la protesta con este tipo de
medida provoca entonces, que ahora los referentes no puedan bajar un cambio y
se encuentren en un callejón sin salida, a sabiendas de la imposibilidad de
acceder a su reclamo por parte de la gobernación, y también, a sabiendas de que
están negociando con un gobierno que ha sostenido las paritarias y la
recomposición salarial de 2003 a la fecha.
Si los gremios no bajan el nivel de conflictividad, no
retroceden para salir del callejón, no hay solución posible ni viable.
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