Pese a estar de viaje en Brasil, el titular de la CSJN, Ricardo Lorenzetti, no
perdió la oportunidad de encabezar a la distancia, el acto de fin de año de la
nefasta Asociación de Magistrados y Funcionarios de la Justicia Nacional, quienes recuérdese, en vísperas del 7D sacaron
un comunicado que significo su arrodillamiento público ante el poder económico.
En momentos en los cuales el debate entorno a la necesaria
democratización del Poder Judicial crece en la sociedad, Lorenzetti eligió esa
tribuna, que contó entre otros con la presencia de los consejeros de la Magistratura
clarinistas, Ricardo Recondo; Alejandro Fargosi; y Daniel Ostropolski, las
supremos, Elena Highton de Nolasco y Carmen Argibay, el titular de la entidad, Luis
María Cabral, y el secretario general de los Judiciales, Julio Piumato, para
sentar una posición que defiende el statu quo reinante.
“No somos una
corporación, somos un poder del Estado, no defendemos intereses personales ni
posiciones particulares” dijo Lorenzetti, y agregó: “lo que nosotros defendemos
son los intereses de los ciudadanos, las libertades frente a los poderes
económicos, fácticos y otros poderes del Estado. La gran diferencia que existe
entre una corporación y un poder del Estado es que una corporación defiende sus
propios intereses”.
Desde lo teórico, aún
con matices, las palabras de Lorenzetti suenan positivas, el tema es que las
expresa justamente en un ámbito que funciona como órgano corporativo, y para
peor, cuenta con el aval de la
CSJN quien le habilita sus canales de comunicación formales como
su página de Internet, para que publicite sus diatribas.
A partir de ello es que las palabras del presidente de la Corte pasan a ser de poco
serias a casi cínicas.
Niega que sean una corporación, pero ante cualquier
cuestionamiento y/o debate público en pos de repensar al Poder Judicial, él
mismo se suma al abroquelamiento ultraconservador que busca hacer desaparecer todo debate sobre algún posible
cambio.
Se suma desde la pura negación y repite casi como si leyera
un manual de justicia liberal, los preceptos bajo los cuales se cimentó este
Poder Judicial incapaz de sortear las presiones y los acuerdos con los sectores
concentrados de la economía, y sus rémoras del mundo ilegal más repugnante.
Definiciones como las de Lorenzetti, son, indudablemente, las que más
reafirman la necesidad de repensar integralmente el Poder Judicial.
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