Y finalmente llegó el día en que el pro como partido
gobernante en la CABA,
se dignó a negociar la adecuación legal del traspaso de los subterráneos en la
legislatura; traspaso que el intendente, Mauricio Macri, había firmado a
principios de año y reconocido recién hace dos meses.
Esta madrugada y tras arduas negociaciones, la legislatura
porteña aprobó la ley de traspaso con 46 votos favorables y 12 contrarios, luego
de un cuarto intermedio de 14 horas que le permitieron al interbloque
kirchnerista lograr que la norma exprese de donde se sacarán los fondos para
financiar el servicio sin aumentar el cuadro tarifario, y excluyendo la ilegal
propuesta macrista de aumentar los combustibles.
De esta manera, el financiamiento del servicio se completará
con aumentos en los peajes porteños; las patentes; y el impuesto al sello, y en
la norma también se permite el endeudamiento para la realización de obras de infraestructura.
Desde ya, lejos está el traspaso en sus condiciones y su
financiamiento, de poner en cuestión ese gran agujero negro que representa el
absurdo de tener concesionado un servicio parcialmente, que bien podría reducir
sus subsidios externos.
No se cuestiona ni la forma, ni la nefasta concesión actual
de Metrovías que recauda millones diarios y poco se ocupa de las funciones que
le competen.
Más allá de ello, esta ley según la cual a partir del 01 de enero la
ciudad se hará cargo completamente del subte, pone en evidencia el capricho
macrista que durante meses pretendió desconocer lo firmado por el propio
alcalde, y deja en claro que el capricho sólo respondía a la necesidad de
confrontar públicamente con el Gobierno Nacional y Popular.
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