En momentos de ayer y hoy por la mañana, quien escribe tuvo un intercambio político- comunicacional vía Twitter con el periodista que trabaja para el Grupo Infobae, Fabián Doman.
Sin sobredimensionarlo y tomando en cuenta que cualquier lector puede estar pensando: “Y a mi que corno me importa”, el intercambio me permite tener una pequeña reflexión que inclusive, podría escapar a quienes lo protagonizaron.
Como se observa en la imagen capturada, el dialogo inicia por un cuestionamiento que hice a la presentación que realizara Doman sobre una encuesta publicada en la página Infobae.com; presentación en la cual se titula al caso Ciccone como “caso Ciccone- Boudou”, incluyendo el apellido del Vicepresidente de la Nación, Amado Boudou, cuando éste no sólo no está imputado, sino que ni siquiera es mencionado en el expediente judicial.
Los argumentos brindados por mi interlocutor, se encuentran a la vista y se muestran un tanto frágiles por no decir irracionales.
Los argumentos brindados por mi interlocutor, se encuentran a la vista y se muestran un tanto frágiles por no decir irracionales.
Titular un caso judicial, total o parcialmente, con el nombre de una persona que a priori no tiene relación alguna con éste, no parece lógico.
Sin embargo, se puede encontrar una lógica que desde luego, esta en las antípodas de la que a uno lo asiste, simplemente, porque esta atada a intereses muy distintos de los de uno.
Entendiendo que en este caso como en tantos otros, el periodista es un empleado de una empresa – en este caso un multimedios-, y como tal, parte o la totalidad de su trabajo, consiste en aplicar una línea editorial en dispares situaciones, la lógica que lo asiste esta necesariamente atada a los intereses que moldean la línea editorial.
Obviamente, entre esos intereses, uno sino el mayor, es el de maximizar las ganancias en todas sus posibilidades.
Entonces, resulta lógico desde esta perspectiva empresarial, salir a explotar un tema colocado en la agenda publicada por otros, retomando la línea editorial de esos otros, si el mismo genera dividendos.
Pasa a un plano secundario si el tema tiene relevancia en el ámbito de lo público, o si, como es el caso puntual al que se hace referencia aquí, la forma en que se lo presenta, se condice con los hechos reales.
Pasa a un plano secundario porque a los efectos de obtener ganancias, resulta conveniente intentar sacar tajada de lo ya instalado por la opinión publicada, y a su vez, el sólo hecho de sumarte a quienes publican, te posiciona como otra supuesta voz en el mercado mediático.
Ya sea por interés propio del multimedios en bregar por la instalación de un tema, o por el oportunismo coyuntural de subirse a uno que se intenta instalar en la opinión pública, la lógica empresarial es la que delimita el accionar, y la que se impone a la hora de definir que se publica y como se publica.
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