Hoy se cumplen diez años de aquel 11 de abril de 2002, jornada en la cual los sectores más conservadores de la oligarquía venezolana en connivencia con algunos altos oficiales del ejército y con el apoyo de los Estados Unidos, secuestraron al Compañero Presidente Constitucional de la República Bolivariana de Venezuela, Hugo Chávez Frías, asestando un golpe de Estado fascista.
Fue tras una intensa campaña desestabilizadora desatada meses antes, que pretendía defender los intereses económicos de la oligarquía conservadora afectados por el proceso popular que aún lleva adelante el Gobierno Bolivariano, y fundamentalmente, en pos de recuperar el control de la empresa Petróleos de Venezuela (PdVSA) para su propio beneficio, como había sido usufructuada históricamente.
Es que Chávez, había nacionalizado la petrolera y la había puesto a producir y a generar dividendos que se tradujeran en políticas públicas para los sectores populares; para los pobres y los excluidos, quienes jamás habían tenido oportunidad de vivir dignamente en un país donde el ascenso social era nulo.
El golpe fascista venía a ser una ofensiva final contra este proceso popular, redistribuidor de las riquezas con mayor igualdad, y apuntaba a restaurar un orden conservador que privilegiara el interés de unos pocos; de la oligarquía y sus socios externos, subsumiendo la voluntad y la vida del pueblo venezolano a éste.
Tras el secuestro del presidente, inició una feroz persecución contra ministros y dirigentes chavistas, mientras el entonces presidente de la Federación de Cámaras y Asociaciones de Comercio y Producción de Venezuela (FedeCámaras), Pedro Carmona Estanga, usurpaba el Poder Ejecutivo con ceremonia incluida en el Palacio de Miraflores.
Pero la dictadura fascista, a pesar del papel desinformador e instigador que tuvieron los multimedios venezolanos co- autores del golpe, duró poco, porque al enterarse del secuestro de su líder, el pueblo se hizo presente en las calles protagonizando una gloriosa rebelión; tomando su lugar como sujeto de la historia, y obligó la retirada de los golpistas.
Tres días después, el 14 de abril, con el Palacio de Miraflores rodeado por una masiva movilización popular dispuesta a todo para recuperar su gobierno y con parte de las FFAA leales al Presidente, la Brigada de Paracaidistas del Ejército liberó a Hugo Chávez Frías quien se encontraba cautivo en la Isla La Orchilla, y lo restituyo en su cargo.
El papel que cumplió el pueblo venezolano en aquellas jornadas, fue, sin dudas, determinante para la recuperación del Gobierno Popular que continúan encabezando Hugo Chávez, y visibilizó que a partir de allí, la Revolución Bolivariana lo tendría como motor y protagonista insustituible.
Diez años después, el abrazo a este pueblo hermano, ejemplo para toda la Patria Grande, y al Compañero Hugo Chávez Frías, es inconmensurable.
¡Viva la Revolución Bolivariana!
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