El coro neoliberal con los multimedios a la cabeza, seguirá hablando de ataques o embates en su llanto por lo que significa el inicio de la recuperación de un recurso estratégico como es el petróleo.
Continuarán los ríos de tinta y las operaciones del mercado, ese que alguna vez logró imponerse como el presunto salvador de toda actividad por obra y gracia de su supuesta capacidad de autorregularse, pero el camino que empieza a recorrer el país en pos de salvaguardar un recurso natural clave, no tiene vuelta atrás.
La decisión política tomada por el Gobierno Nacional y Popular en conjunto con las provincias petroleras – recuérdese que son quienes poseen el derecho de usufructuar el subsuelo a partir de la reforma constitucional de 1994-, se comenzó a concretar con el anuncio conjunto por parte de los gobernadores de Chubut, Martín Buzzi, y Santa Cruz, Daniel Peralta, sobre la rescisión de la concesión que tenía la multinacional Repsol para explotar algunos yacimientos, y hoy, tuvo su segundo capitulo con las medidas dispuestas por los gobernadores de Neuquén, Jorge Sapag, Mendoza, Francisco Pérez, y La Pampa, Oscar Jorge.
Mientras los dos primeros ya anunciaron que avanzarán con la quita de concesiones de yacimientos para su exploración en sus respectivas provincias, el gobernador pampeano reclamó a las petroleras que operan en su jurisdicción, un incremento del 15 % en la producción de crudo.
Es que el petróleo, además de ser de las provincias, resulta fundamental en todo el engranaje productivo nacional, y las empresas concesionarias distan mucho de estar a la altura de las necesidades en cuanto al abastecimiento que se requiere.
La falta de inversiones y la producción por debajo de su capacidad que Repsol viene realizando como política empresarial conciente en pos de acumular activos especulativos, tiene como consecuencia que el país deba importar combustibles, cuando las reservas de crudo son suficientes para abastecer las necesidades locales y exportar.
Resulta irracional e injustificado, el accionar que ha venido a reconfirmar la gran estafa privatizadora de los ´90, o bien se puede decir, resulta bien oportuno y ajustado a los intereses de las concesionarias que están en las antípodas de los de nuestro país.
Por ello la necesidad de profundizar y recuperar lo que nos pertenece.
Por ello la necesidad de que vuelva YPF.
Compañero Ikal Samoa
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