Leemos en el opositor Infobae que ayer, se definieron lostres miembros votados por los jueces queremplazarán a sus antecesores en el Consejo de la Magistratura.
En cuanto a la votación, se puede decir que según la
normativa vigente, para que una lista logre colocar dos representantes, debe
obtener el 50% de los votos, algo que al no ocurrir en este caso, decantó en
que habrá un representante por cada lista en el órgano.
Más allá de ello, cabe destacar que estos tres miembros, que
sumados a los diez restantes – 3 representantes del Senado; 3 por Diputados; 2
por el ala de abogados de la corporación judicial; 1 por el ala académica de la
corporación judicial; y 1 por el Poder Ejecutivo-, son los que tienen a su
cargo la selección de los magistrados y la administración del Poder Judicial –
recuérdese que el Poder Judicial incumple esto último al administrarse según
los designios de la CSJN-, según el Artículo 114 de la Constitución Nacional.
Siendo más específico, el órgano, con rango constitucional, es
el encargado de definir las ternas de candidatos a jueces nacionales y
federales, y quien controla la actividad de los jueces y la imposición de
sanciones llegado el caso de incumplimiento alguno de funciones; mal desempeño;
y/o comisión de delitos.
Ahora bien, al momento de analizar la composición del
órgano, se advierte que hay tres grupos mínusculos de la sociedad, que en
realidad son parte de la denominada Familia Judicial; son uno en gran medida,
que ostenta seis representantes – los 3 de los jueces, el académico y los dos
por abogados-, lo que se traduce en un 46,35%.
Entonces, cabe señalar que la composición del órgano tiene a
ese 46,35% que representa a una elite, y digo elite porque son sólo ellos
quienes ven representados sus intereses por ese porcentaje, mientras que el
53,85% restante, corresponde a la representación de los dos poderes del Estado
elegidos en el marco de la democracia liberal por el voto popular.
Mientras casi la mitad de los miembros del Consejo de la
Magistratura tienen una ilegitimidad propia de quien responde a intereses particulares,
la otra mitad y un 3,85% más es la que representa a los poderes que ostentan
legitimidad de origen.
Esa conformación anacrónica y profundamente corporativa, es
la que se empezó a poner en debate a partir de las leyes para democratizar el
Poder Judicial que este último volteó, y tiene, posiblemente, su expresión más
acabada en la elección de ayer donde 670 miembros de esa elite iluminada,
definieron a tres representantes – el 23,05% del órgano-.
670, fueron los votos que sumaron las tres listas ayer: Será
legal, pero carece de legitimidad y racionalidad.
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