Escocia.

El 18 del corriente, Escocia ira a las urnas para definir su futuro en un referéndum con la potencialidad de hacer historia.

Los escoceses mayores de 16 años estarán habilitados para definir si continúan siendo una colonia del Reino Unido de la Gran Bretaña, o asumen el desafío de la independencia, en lo que podría ser el momento culmine de una lucha que nació con el propio surgimiento de la nación escocesa.

Dicho esto, bien cabe destacar que esta oportunidad que se les presenta, se enmarca en un proceso político por el cual el Partido Nacional Escoses ha venido creciendo hasta ganar de manera abrumadora las elecciones parlamentarias de 2011; en parte, gracias al descontento por el ajuste que viene realizando el primer ministro británico, David Cameron.

Es como respuesta a la política neoliberal de Londres, este creciente nacionalismo capitalizado por un partido que por primera vez en siglos, ha logrado instalar el tema de la independencia como una necesidad para construir futuro.

Y digo por primera vez en siglos, no porque las pretensiones independentistas sean nuevas, sino porque han ganado una legitimidad inédita que según la última encuesta realizada por la empresa TNS, se traduce en un empate técnico – 39% votaría en contra y 38% a favor- que apenas unos meses atrás era impensado – en relevamientos anteriores el No tenía ventajas de hasta 15%-.

Desde luego, el interés británico por este referéndum no es menor, pues la posible independencia escocesa afectaría la economía del Reino Unido, fundamentalmente, por la potencialidad petrolera que tiene esa región; algo sustancial en lo que al debate público refiere.

Es por ello que desde el Parlamento en Londres, ya anticiparon que de conseguir retener a la región dentro del Reino Unido, algo para lo cual han venido trabajando intensamente en la campaña, se prevén reformas que apunten a mayores niveles de autonomía para los escoceses.

El 18 habrá una definición, y sabremos si Escocia se animó a dar un paso histórico hacia su futuro.