Como el último acontecido el 27 de noviembre de 2014, el de
mañana tiene como bandera la suba del mínimo no imponible de Ganancias, y lo
orquestaron los gremios del transporte cuyos trabajadores tienen sueldos
superiores a los $20 mil.
Camioneros; UTA; La Fraternidad; la Asociación de Pilotos;
la de Aeronavegantes; y la de trabajadores de puertos, son quienes encabezan la
medida de fuerza a la que se sumaron La Bancaria; la Federación de Obreros de
Estaciones de Servicio; y los Judiciales de Piumato, y que tiene como furgón de
cola siempre dispuesta a sumarse donde se le pueda pegar al Gobierno Nacional,
a la CTA de Micheli y a los partidos de la izquierda jurásica.
Una medida de fuerza cuya legitimidad no estará dada por la
enorme mayoría de los trabajadores, ajenos al reclamo de un sector particular –
apenas el 8% de los trabajadores paga Ganancias-, que se verán perjudicados
nuevamente porque como bien se sabe, garantizar que no haya transporte es
garantizar que no se pueda ir a trabajar.
Al margen de lo que representará en términos de perdida para
la economía nacional, el paro de mañana afectará directamente a miles de trabajadores
y trabajadoras de la CABA y el Conurbano que lejísimos están de pagar ganacias – habrá que ver qué ocurre las
provincias-, quienes como consecuencia lo sufrirán en su bolsillo perdiendo
premios por presentismo y horas extras.
Aplicará también mañana, lo que bien expresó Omar Maturano,
Titular de La Fraternidad, en declaraciones radiales el último 27 de noviembre:
“Perjudicamos a los que ganan menos que nosotros”.
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