Publicitada por los medios privados con elogios; sin crítica
alguna; y con nada disimulada algarabía, anoche, el intendente de la CABA y
candidato presidencial por el pro, Mauricio Macri, fue el anfitrión de una cena
de gala con parte del gran empresariado en el predio que recordemos, la Sociedad
Rural Argentina continúa usurpando con el beneplácito judicial.
El objetivo del encuentro, cumplido, fue recaudar $120
millones para la campaña presidencial y a tales efectos, los hombres del
establishment presentes o quienes fueron en su representación a los fines de
cubrirlos evitándoles poner la cara, pagaron $50 mil por su
asiento; su comida; y su bebida.
Más allá de la arenga de una pobreza discursiva ya característica
en el cada vez más encumbrado por propios y aliados, líder opositor, y del
colorido habitual en el packaging pro, el dato, que no se discute en las usinas publicitarias porque se
naturaliza como positivo con la perorata vacía sobre el dialogo como marco, es que el encuentro viene a poner
sobre el tapete no sólo quienes ungen a Macri como el candidato para disputar
con el Frente para la Victoria, sino también el porqué de ello.
Y el porqué de ello, lejos de esa perorata vacía sobre el
dialogo; el consenso; y la república, radica en sus intereses que esperan, sean
cuidados y multiplicados con un Macri presidente.
Los comensales del establishment; el Poder Económico en esencia,
son los que apoyan y sustentan la candidatura del jefe del pro y lo hacen con
la certeza de saber que su plan de gobierno está destinado a garantizar sus
privilegios en detrimento de los intereses de los demás.
Muestra de ello, son apenas algunas definiciones en materia
de lo que sería la política económica del pro que traduce eficiencia en
reducción de las inversiones del Estado; lógicas cuando plantea de antemano
desfinanciarlo eliminando las retenciones y el impuesto a las ganancias, al
tiempo que propone que el precio del dólar lo fije el mercado – o sea sus
amigos en la cena de anoche-; algo que llevaría a una megadevaluación que la
piensan acompañar con el fin del mal llamado cepo al dólar en pos que el Banco
Central garantice la fuga de capitales corporativos.
Sólo con estás definiciones -centrales pero no completas-, brindadas
abiertamente por el equipo económico de Macri, resulta una obviedad, el porqué
de los asistentes- financistas anoche.
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