El sábado, con la presencia de 317 convencionales, la UCR
tuvo su convención nacional en la cual se dirimió la disputa interna entorno a
la táctica a seguir en la Elección 2015.
Como era de esperar, entre discursos justificadores y riñas
que se expresaron tanto en cánticos como en algún que otro golpe de puño, se
impuso la postura de su conducción – en números 186 votos favorables; 130 en
contra; y una abstención-, en manos de Ernesto Sanz, quien predicaba un acuerdo
para que Mauricio Macri sume al partido centenario a sus aspiraciones presidenciales.
Así de tajante es el análisis porque para Sanz, como para Elisa
Carrió, cuando en su momento adoptó la misma definición llevando a su sello:
Coalición Cívica por el mismo sendero, ir a una interna en las PASO con el jefe
del Pro, no parece más que una jugada testimonial que le será útil a este
último para legitimar su candidatura.
Eso sí, esta definición le permite al radicalismo escapar a
su gran problemática respecto de su carencia de figuras con peso específico a
nivel nacional, al tiempo que acomodará unos cuantos puestos en las listas
legislativas.
La contracara, el definitivo corrimiento hacia un espacio de
derecha que no sorprende, pues es coherente con las expresiones de quienes hoy
se exponen como dirigentes del partido, pero que si entierra nuevamente el, últimamente
constantemente enterrado, ideario radical.
De allí, la incertidumbre respecto de en qué medida, esta
decisión será acompañada por los votantes del radicalismo, y cuántos se
volcarán por otras expresiones que pretendan expresar el progresismo ausente en
esta flamante Alianza.
Dicho esto, es destacable que la jornada del sábado
representó, sin dudas, una doble victoria para Macri, porque logró el apoyo
radical que venía disputándose con Sergio Massa – el gran perdedor del día, también
sin dudas-transformándose definitivamente en el aglutinador de la derecha, y
porque el hecho de conseguir colocar al radicalismo como un apéndice de su
proyecto presidencial, le permitirá acceder, en mayor o menor medida, a una
estructura de nivel nacional; algo de lo que carece y que venía anhelando en
pos de plantarse como un competidor con chances reales.
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