Sólo hubo circo.

17 votos en contra y 14 a favor – los primeros oficialistas y los segundos de la oposición -, fue el número final con el que la comisión de diputados terminó desestimando los seis pedidos de juicio político opositores contra el vicepresidente, Amado Boudou.

Hubo circo del bueno; del que vende, con un vendaval de bajezas y frases hechas opositoras, que no sirvieron más que para el show mediático que es parte de la ofensiva corporativa contra el vicepresidente.

El oficialismo había concedido esta instancia a sabiendas de lo que ocurriría, con el objetivo de evidenciar que la agenda de toda la oposición legislativa no se mueve un centímetro de la multimediática, pero también para demostrar que los ataques al vicepresidente en las trincheras judicial y comunicacional, no iban a tener un correlato legislativo.

Ahí, donde se cuentan los porotos, el circo da paso a los números legitimados en las urnas que se plasmaron inexorablemente para una nueva derrota del antikirchnerismo que reúne a todos los partidos opositores.

Será una duda sin respuestas en lo inmediato, si era realmente necesario habilitar esta instancia a sabiendas de lo que ocurriría.

De cualquier manera, la defensa hacia el vicepresidente y hacia la figura institucional ante este ataque, culmina siendo exitosa, mal que le pese a todos los que estuvieron presentes y aún ahora lloran en los medios opositores.

No viene a colación, pero no quiero dejar de mencionar que burdo cuadro cipayo tuvimos en el festejo anticipado del 4 de julio en la embajada de Estados Unidos anteayer, donde se hicieron presentes entre otros: El cuñado del abogado de Ernestina Herrera de Noble y también juez en la causa de la ex Ciccone, Ariel Lijo, y sus jefes – según palabras del propio juez acreditadas por Rodrigo Conti, quien cubrió el evento para Crónica-, Héctor Magnetto y Jorge Rendo.