Lo que se dice y lo que se deja de decir.

Leemos en el opositor Infobae, sobre el arribo de la primera vaca para la exposición que la Sociedad Rural Argentina realiza anualmente en el predio de Palermo.

Nos cuentan de su nombre – Dulcinea porque como es sabido se le pone nombre a los vacunos de exposición-; de su procedencia – El establecimiento Santa Rita de Chascomús-; y de la existencia de 4.500 animales inscriptos, para la exposición en la cual la oligarquía aprovecha para publicitar su línea política.

Nos cuentan también de los dichos del presidente de la SRA, Luis Miguel Etchevehere, sobre la supuesta falta de políticas para el sector.

Todo eso en pos de aportar al histórico relato sobre las supuestas virtudes del “campo”; de todas esas cosas que nos pretenden naturalizar como “la grandeza de la patria”.

Nos dejan de decir como el predio ferial de Palermo, ese que van a usufructuar cual okupas con legalidad arbitraria favorable en estos días para su exposición, sigue hoy en manos de la SRA gracias a un juez amigo, que con una cautelar ha frenado la restitución al Estado; hecho que debe producirse porque esa asociación de oligarcas nunca abono los cuatro caramelos Sugus que debía según el precio acordado cuando el ex presidente, Carlos Saúl Menem, decidió venderlo a precio vil.

Nos dejan de decir cuál es el estado de situación de la causa por esclavizar personas que tiene a varios integrantes de la familia Etchevehere como imputados, así como todas las demás causas que se siguen gracias a la intervención de un Estado que viene rescatando personas en situación de esclavitud en distintos establecimientos del autodenominado Campo.

Nos dejan de decir las cosechas record liquidadas durante el corriente; esas que dan por tierra con las mentiras que los jefes del autodenominado Campo balbucean cada vez que les ponen un micrófono.

Nos dejan de decir las informaciones que evidencian que Dulcinea, es parte de la puesta en escena para sostener privilegios y cuidar intereses ajenos a los del país.