Se conoció ayer por la tarde y aún ahora me cuesta
asimilarlo, por lo inesperado y por lo que ha sido la enorme trayectoria de
Guillermo Moreno al frente de la
Secretaría de Comercio Interior.
A partir del 02 de diciembre, dejará su cargo y
posteriormente será agregado cultural en la embajada argentina en Italia, quién
ha sido uno de los más capaces funcionarios de este proceso político.
De conducta intachable, Moreno puso el cuerpo en todas las
batallas para las cueles se lo requirió, y fruto de ello, debió sufrir la
demonización opositora más cruel para un funcionario, en toda la historia
argentina.
Jamás tuvo una claudicación, y no dudo en inmolarse las
veces que fuera necesario en pos del proyecto que condujo Néstor y ahora conduce
Cristina.
Un militante de fierro y un notable gestionador, que a
diario se ocupó de negociar, desde los acuerdos de precios hasta los volúmenes
de las importaciones, siempre con el horizonte puesto en un mercado que diera
respuesta al consumo de los sectores populares.
Moreno es un laburante incansable, de esos que trabajan las
24 horas y están al pie del cañon, y su figura, por capacidad de gestión y
militancia, redimensionó completamente la Secretaría de Comercio Interior, un espacio
institucional que antes de él, era una dependencia más de Economía.
Se va un patriota, con sus aciertos y errores, al cual sólo puedo
agradecer por todo lo que ha dado a nuestro país.
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