Durante ocho años asistimos al lobby multimediático a favor de
quitar, lisa y llanamente, los subsidios a los servicios públicos, algo que el
Gobierno Nacional y Popular nunca hizo por razones lógicas.
Mientras ellos montaban una sostenida campaña en pos del
aumento tarifario de todas las ramas de servicios, este gobierno sostuvo una
política subsidiaria que permitió, no sólo no encarecer el salario real de los
trabajadores, sino también aportar al crecimiento y desarrollo de el mercado
interno en su conjunto.
Al iniciar el corriente año, se anunció un cambio en la política
de subsidios a ser implementado a partir de una serie de medidas, entre ellas
la masificación de la utilización de la tarjeta SUBE para abonar el pasaje de
cualquier transporte del área metropolitana.
La concepción central a partir de la cual se da ese cambio,
es la de entender que el país asiste a una nueva etapa en materia de trabajo; desarrollo;
y producción, y por ello, ya no se requiere un subsidio absoluto, sino más bien
un subsidio con sintonía fina, es decir un subsidio para los sectores que
realmente lo necesitan en términos económicos.
Desde esta nueva concepción, es que se fue haciendo
efectivas las medidas y se intensificó el trabajo para masificar la tarjeta
SUBE que ya se había implementado a inicios de 2009, e inclusive, se
extendieron los plazos para su adquisición de forma gratuita en dos
oportunidades.
De igual forma, se anunció y repitió hasta el cansancio la
integralidad de esta nueva política en materia de transporte, y todos los pasos
que se iban a ir desarrollando para ponerla en práctica.
Ayer por la tarde, el Ministro de Interior y Trasporte,
Florencio Randazzo, finalmente puso fecha – el 06 de agosto- al postergado paso
por la cual quienes no posean SUBE, deberán abonar la tarifa sin subsidio en
trenes y colectivos del área metropolitana.
Como era de esperar, el otrora lobby multimediático a favor de
la completa quita de subsidios, salió a presentar la noticia como una catástrofe
inesperada para la sociedad utilizando palabras como “ajuste” y “tarifazo” a
fin de atacar al gobierno, cuando lejos se está de ambos conceptos los cuales
apelan a un encarecimiento masivo que fundamentalmente, funciona como
transferencia de recursos desde los sectores populares a la clase dominante.
Desde luego, a los tergiversados conceptos, sumaron sus clásicas
cifras inventadas pretendiendo una consistencia argumentativa tan inexistente
como su pretensión de mostrarse cercano a los supuestos millones de afectados.
Los históricos lobbistas a favor del ajuste y el tarifazo, contándonos
lo que no es con su cinismo característico.
Una buena síntesis, nada nuevo bajo el sol.
1 comentario:
Cinismo sin límite el de esta gente.
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