12 muertos y más de 50 heridos fueron el saldo de una nueva matanza
en Estados Unidos que como las anteriores, demasiadas hay que decir, fueron
perpetradas por un joven – en otros casos fue más de uno-, quien ingreso armado
a un lugar público y sin razón o motivo aparente o inmediato, ataca a personas
que le son ajenas.
El episodio ocurrió en la madrugada del viernes, en la
localidad de Aurora, cercana a la ciudad de Denver, Colorado, y tras el mismo,
lo único que se observa como reacción oficial es la condena de un acto
individual, sin mayores referencias o cuestionamientos entorno al porqué de
este tipo de sucesos.
La negación a abordar una problemática social que sacude a
Estados Unidos desde hace décadas, con hechos de similares características que
se suceden con una periodicidad escalofriante, parece ser, el camino que Barack
Obama ha escogido.
Como sus antecesores, y con un consenso social instalado desde
las corporaciones que avala este camino, Obama velozmente envió a su vocero Jay
Carney a decir que “el presidente está centrado en hacer las cosas que podamos
hacer para proteger la
Segunda Enmienda, que él piensa que es importante”.
Pasado en limpio, la nefasta Segunda Enmienda, arcaica
porque fue pensada en 1791, cuando la independencia aún corría riesgos, señala que
“el derecho del pueblo a poseer y portar armas no será infringido”, y el jefe
de la Casa Blanca
ha decidido defenderla.
La declaración de Carney, en todo caso viene a reafirmar que
para el Poder Ejecutivo estadounidense, las culpas y responsabilidades así como
todo lo que a la matanza refiere, empiezan y concluyen en un acto individual que
nada tiene que ver con la sociedad y por ende, al que sólo le cabe “toda la
fuerza de la justicia” como dijera el propio Obama en su vacío discurso horas
después de lo acontecido.
No hay mayores reflexiones porque indudablemente, el peso
corporativo es mayúsculo y Barack es tan sólo otro gerente más arrodillado ante
los multimedios; la asociación de armas; los bancos; y toda la industria
armamentista.
No hay mayores reflexiones porque a los hechos que siguen repitiéndose,
y los análisis sociopolíticos que continúan surgiendo en cantidades, se les
opone la fuerte red de intereses que controlan y definen una política que
privilegia los negocios por sobre el pueblo norteamericano y sus necesidades.
The American Way of Life, le dicen…
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