Los intentos de instalación de la idea del cambio, publicitados
por la oposición a nivel nacional con los multimedios a la cabeza, no están
pagando buenos dividendos en las elecciones provinciales.
Es que de las 11 ya celebradas, en 9 ganaron los
oficialismos y tan sólo en 2 – Mendoza donde ganó el radicalismo y Tierra del
Fuego donde se impuso el Frente para la Victoria, aunque cabe destacar, que en
esta última el gobierno actual que conduce Fabiana Ríos ha sido aliado al
Nacional- se dieron triunfos de otras fuerzas.
La jornada de ayer, fue una reafirmación de esta tendencia dado
que en los 5 distritos donde hubo contienda electoral se impusieron los
oficialismos: En Córdoba, volvió a ganar el delasotismo que llevaba a Juan
Schiaretti como candidato a gobernador; en la CABA, la primera vuelta se la
llevo Horacio Rodríguez Larreta por el pro, aun cuando no pudo cumplir el sueño
macrista de evitar el ballotage; en La Rioja, Sergio Casas obtuvo un
contundente triunfo para la continuidad del FpV en el gobierno; en La Pampa, la
PASO peronista quedo en manos del ex gobernador y candidato oficialista, Carlos
Verna, quien se impuso con un 56,80% contra un 43,10% de los votos al candidato
más cercano a la Casa Rosada, Fabián Bruna; y en Corrientes, en la elección de
medio término legislativa provincial, el espacio que encabeza el gobernador
radical, Ricardo Colombi, logró el triunfo con el 49,38% de los sufragios
contra un 34,31% logrado por el FpV.
Es inevitable entonces, pensar en un escenario político que
se va acomodando de manera similar a lo que fuera el de 2011, donde el año
electoral arrojó como saldo un apoyo generalizado a los oficialismos locales y
el Nacional.
“Que se queden todos”, fue la frase que se fue acuñando
durante todo ese año, y a la luz de los resultados de este 2015, bien puede
empezar a pensarse como aplicable.
Restan aún los comicios en varios distritos entre los que se
cuenta la madre de todas las batallas, la Provincia de Buenos Aires, y desde
luego, la contienda presidencial, para ver si lo que ya aparece como una tendencia
fuerte, se confirma.
Párrafo aparte y en el plano internacional, merece la enorme
victoria del Pueblo Griego que le dijo No al ajuste pretendido por la Troika y
le propinó un durísimo golpe a la Europa neoliberal rancia y a los capitales
especulativos.
La victoria en el referéndum de la dignidad soberana griega,
cuyos números dan cuenta de una contundencia ajena a la campaña previa en la que
pretendieron instalar la supuesta paridad – el No logró un 61,31% contra sólo un38%
del Si-, resulta un fortísimo espaldarazo al primer ministro, Alexis Tsipras, y
su partido, Syriza, para avanzar en políticas económicas expansivas y en una
renegociación de la deuda que pone en jaque a la concepción de sometimiento al
neoliberalismo como única opción que brinda una Unión Europea vetusta; y a ese
ancla denominado Euro, que ha llevado a varios de sus miembros clase b al fondo
del mar.
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