Como es de público y notorio, hoy por la tarde hará su
ingreso al puerto de Mar del Plata la fragata que la Fusiladora bautizó como
Libertad, pero que bien correspondería rebautizar con un nombre que no rememore
una dictadura.
La fragata estuvo79 días retenida en el puerto de Tema, por
el aval que el Poder Judicial de Ghana dio al embargo realizado por fondos
buitres que pretenden continuar beneficiándose a costa de nuestro país.
Tras un trabajo minucioso de la diplomacia argentina, fue el
Tribunal del Mar quien termino dando la razón a nuestro país con un fallo que
insto al país africano a liberar al buque.
Esta acotada síntesis de los hechos ocurridos en los últimos
meses, sirve para contextualizar, cómo un buque- escuela ha trascendido sus
actividades habituales, y ha ganado un espacio positivo en el plano de lo simbólico.
Porque la fragata Libertad, a partir de su periplo, se a
convertido en un símbolo de la soberanía nacional, no en tanto buque de guerra,
sino por el propio devenir de los hechos en los cuales el Gobierno Nacional y
Popular debió poner toda su capacidad de acción para frenar el ataque al país.
Esa nueva intentona de los fondos buitres – surgidos y
acunados por la fase neolibareal del capitalismo- por vulnerar nuestra soberanía,
ha sido sin dudas, el punto de partida para que la fragata sea resignificada,
y ahora, concebida como un elemento que unifica y enorgullece a los argentinos.
En tanto bien del Estado, la fragata, obviamente es
patrimonio de todos los argentinos.
Sin embargo, este hecho no la valora de forma diferente a
tantos otros bienes del Estado.
Es la carga simbólica producida por hechos que implicaron
situaciones de riesgo, la que hace de ella un bien con otra valoración; con una
ponderación que la realza en términos de lo nacional y lo patrio.
Es la carga simbólica entorno a las nociones de soberanía y
de dignidad, que no surgieron sino por el accionar de un gobierno que de 2003 a la fecha ha venido
defendiendo los intereses nacionales.
La llegada de la fragata Libertad, su recuperación, como tantas otras
acciones que se han venido realizando, es la consecuencia de la capacidad que
se ha puesto en escena a la hora de resolver un ataque de intereses ajenos a
nuestro pueblo, y ello es lo que termina definiéndola en el plano de lo
simbólico.
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