Hoy por la mañana, el macrismo volvió a dejar en claro que
no tiene intención alguna de garantizar que el del subte, sea un servicio al
que puedan acceder todos.
El anuncio hecho por el intendente, Mauricio Macri, y su
segunda, María Eugenia Vidal, en el que fijo un aumento tarifario de $ 2,50 a $ 3,50, sumado a su
explicita negativa a participar en la reunión para tratar el tema convocada por
el Ministro de Interior y Transporte, Florencio Randazzo, vienen a confirmar la
continuidad de su política expulsiva.
Si bien cabe aclarar que Macri enviará a dos laderos suyos –
Piccardo y Dietrich- al encuentro entre Nación; Provincia de Buenos Aires; y
Ciudad, a partir del anuncio del aumento tarifario, la reunión pierde sentido.
Es que, como se ha dicho en incontables ocasiones, el modelo
de gestión pro no concibe la posibilidad de subsidios municipales al transporte
que permitan tener un cuadro tarifario accesible.
Por el contrario, sus definiciones políticas pretenden que el
costo del servicio de subterráneos recaiga enteramente y sin distinción alguna,
sobre los usuarios.
El macrismo no concibe al Estado como garante del
acceso al transporte público para las mayorías, y mucho menos, piensa en las
consecuencias inflacionarias derivadas de una decisión que en sí ya es inflacionaria.
Porque esta suba escandalosamente desmesurada esta
lejísimos de la realidad inflacionaria del país – excusa que suele ponerse
desde el espacio de los globos-, y no contempla los efectos
económicos.
Ni siquiera parece contemplar los efectos propios en cuanto
a la reducción del pasaje que esto acarreará, que a su vez implicará que se
recaude menos, con lo que peligrará la posibilidad de cubrir los costos.
El pro está convirtiendo un servicio público en uno de lujo, y al mismo
tiempo lo esta llevando a una espiral de inviabilidad económica que llevará a
su desaparición.
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