Esta semana inicia en la Cámara de Senadores, el debate sobre el proyecto elaborado
por Aníbal Fernández y Elena Corregido,
que prevé otorgar la posibilidad de votar a los jóvenes de entre 16 y 18 años.
La iniciativa
constituye una ampliación de derechos para un segmento que ha venido
desarrollando su interés y su participación política.
Da cuenta de una
demanda que aunque invisibilizada por los opositores de turno, continúa
creciendo con una militancia juvenil comprometida con el país, y lejos de los
planteos que intentan demonizarla o ponerla en el plano de lo irracional,
cuenta con experiencias en varios países, y con varios países de la región que
están estudiando opciones similares.
Es claro que ha
ciertos sectores, los corporativos; los que ostentan el poder en el marco de la
democracia liberal, no les conviene que los jóvenes se involucren en la vida
del país, pues ello los acerca a la reflexión sobre la realidad social y al
sujeto colectivo, y los aleja del pensamiento individualista y consumista; los
aleja de los valores deshumanizadores que los convierten en un sector pasivo y
conveniente al sostenimiento del statu quo.
Por ello, ponen el
grito en el cielo ante una realidad en la que la juventud es cada día más
protagonista, y consecuentemente, juegan sus cartas utilizando todos sus medios
difamadores para demonizarla e intentar censurar cualquier canal de
participación.
La posibilidad del
voto a los 16, no escapa a esa necesidad de coartar derechos por parte de
quienes se erigen como guardianes de la democracia, cuando justamente, ampliar
la participación, es ampliar la democracia.
En todo caso, el
proyecto también viene a reparar una injusticia entorno a la consideración de
los jóvenes de entre 16 y 18 años como sujetos imputables y capaces de se
punibles tras la mayoría de edad según el código penal, pero negados de su
derecho a participar.
El Estado es
terriblemente injusto en este sentido, porque amplia obligaciones pero cercena
derechos.
Inclusive observando
esta misma injusticia, es que se puede dar por tierra con los charlatanes que
vienen a hablarnos sobre una supuesta inmadurez para sufragar que no lo sería para ser
imputado igual que un mayor de edad por cualquier delito.
En la ampliación de
derechos y la suma de participaciones, es en donde encontramos el crecimiento
democrático, y esa es la clave para comprender la importancia de este proyecto.
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