Ayer por la tarde en un acto en Casa Rosada, la Compañera Presidenta
de todos los Argentinos, Cristina Fernández de Kirchner, respondió al
disparatado ataque del jefe de la multinacional Techint, Paolo Rocca, quién
hace unos días había propuesto medidas como una mega devaluación o un recorte
del 50% del salario de los trabajadores excusándose en una supuesta falta de
competitividad del país desde hace 4 años.
“Hay que comenzar a llamar las cosas por su nombre: si lo que quieren es
discutir sobre competitividad, vamos a discutir sobre eso pero vamos a hablar
también de posiciones dominantes, y de cuál es la ganancia que tendría que
tener alguien que tiene una posición dominante” explicó la Presidenta, y
desarrolló: “Sabemos que las empresas tienen que ganar pero cuanto más ganen
más tienen que invertir y mejorar salarios. Si no cumplen, hacen un
aprovechamiento de una situación monopólica”.
Cristina también explicó que este tipo de empresarios se manifiestan así
porque “tuvieron problemas con él (en referencia al ex presidente Néstor
Kirchner) y conmigo, por hacer una Argentina más equitativa”.
“Parece ser que nada les alcanza, nada les conforma; por ahí estaban
acostumbrados a presidentes que los consultaban cuando tenían que tomar
decisiones” reflexionó antes de señalar sobre el momento actual de la economía
que “tenemos que remar porque tenemos una crisis global muy grande pero vamos
a hacerlo con la misma orientación del barco, por ahí habrá que levantar más
las velas, mover a proa, pero el barco en la Argentina lo vamos a
conducir para que todos los argentinos tengan las mismas oportunidades que
comenzaron en el 2003”.
Es claro que las molestias de Rocca como las de otros jefes de grupos monopólicos,
responden necesariamente a su pretensión por recuperar el nivel de influencia
en la toma decisiones macroeconómicas que han perdido a partir del proceso histórico
abierto en 2003.
De igual forma lo es, que no soportan un Estado que trabaje en pos de una
redistribución más equitativa de la riqueza, aún cuando sus ganancias siguen
siendo monumentales.
Esos dos aspectos profundamente ilegítimos son la raíz de declaraciones
disparatadas que pretenden ocultar la realidad descripta racionalmente por
Cristina.
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