Indudablemente, por el personaje en cuestión; el devenir de
los acontecimientos; y la imposición de la agenda publicada, el Nismangate –
entiéndase su denuncia, su posterior muerte aún sin esclarecer y todo lo que
viene aparejado-, ha sido el tema central de un enero que inicia el año
calendario electoral.
Catarátas de rumores; poca información fidedigna; aún muchas
incognitas producto lógico de un entramado oculto y de los todavía esperados
resultados de varias pericias, son lo que hasta ahora viene permitiendo una
instalación continua de una formidable campaña opositora que busca cuanto menos
mellar al gobierno y al Frente para la Victoria en su conjunto.
Lo cierto hasta ahora en cuanto al Nismangate es que, el
fiscal que tuvo 10 años la causa AMIA casi congelada está muerto, por ahora sin
indicios de que fuera asesinado, pero su muerte es posterior a una denuncia contra
la Presidenta de la Nación y algunos funcionarios por realizar, supuestamente, un
pacto de impunidad con Irán en lo que al atentado en la AMIA de 1994 refiere.
Esa es la hipótesis que el fiscal planteara, sin un solo
dato contrastable con la realidad – señaló que parte del acuerdo era por una
supuesta y jamás realizada compra de petróleo a los iraníes, y lo que es peor,
un inexistente supuesto levantamiento de las alertas rojas que Argentina pediría
a Interpol ya denegado por ese organismo, todo ello sin contar que en las
numerosas escuchas que aporta no hay un solo funcionario hablando de nada que
se acerque a la acusación que plantea-, y por ende, sin ninguna prueba; lo que
varios de sus colegas ya definieron como inconsistente cuando no vergonzosa.
El tema es que tras la denuncia llega su deceso, y con él, la
cresta de una fantástica operación política en la que los servicios de
Inteligencia muestran algo de su poder de fuego – ese que los cambios de
Gabinete de diciembre quisieron contener- y que tiene su show mediático afin, que lejos está de los expedientes
judiciales, el de su denuncia y el de su muerte, pero muy útil viene siendo
para que opositores de todos los colores y trincheras hagan fila para pegarle
al Gobierno.
Los referentes que pretenden disputar cargos políticos; los
multimedios con su cadena nacional opositora; algunos fiscales que se mal cuadran
dentro de la “Familia Judicial”, esos que tienen a su cargo investigaciones
como la del lavado de dinero de varias empresas vía JP Morgan, la Causa por el
robo de la empresa Papel Prensa y las 4040 cuentas de privados no declaradas en
el HSBC Suiza, son quienes vienen haciendo de los desdichados sucesos un show
que se retroalimenta y busca instalar miedo y odio en la sociedad.
Como contrapartida, un gobierno que tuvo como primera respuesta
política al Nismangate, el proyecto para reformular la Inteligencia en el país,
que incluye la disolución de la Secretaria de Inteligencia y la creación de la Agencia
Federal de Inteligencia, la cual no estará bajo la órbita del Ejecutivo sino
del Extra Poder; el Ministerio Público Fiscal.
Una respuesta que es producto de una interpretación profunda
y correcta sobre donde reside la problemática de la cual se derivan todos los
hechos, y que se traduce en la apertura de un nuevo frente de disputa en el
último año de gestión de la Presidenta; un frente feroz, que podría lograr desbaratar un entramado que
incluye ocultamientos en relación a los atentados en la AMIA y la Embajada de
Israel, e inclusive, nexos con servicios de inteligencia extranjeros como la
CIA y la MOSAD en pos de direccionar las investigaciones de estos.
Sin dudas, todo lo que hace y rodea a este tema esta
lejísimos de concluir, porque aún no está esclarecida la muerte del fiscal, pero
también porque es menester corporativo intentar sacarle todo el jugo posible;
la ya hiper publicitada marcha que el 18 encabezaran aquellos fiscales
opositores a los que hice referencia es muestra de ello.
Dicho esto, sería deseable que el Poder Judicial pueda
esclarecer con celeridad y transparencia, las causas del deceso de Alberto
Nisman, y de la misma forma, avance con las resoluciones y la investigación
pertinentes, respecto de la denuncia que él realizó días antes de su muerte,
porque un objetivo primordial; el que urge como reclamo legítimo de sus
familiares pero también de la sociedad, es el de conocer la verdad.
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