Tras el anuncio y los detalles conocidos sobre el proyecto
de Ley para el pago soberano de la deuda, desde ayer, venimos asistiendo a un
derrotero de manifestaciones opositoras en rechazo al mismo.
Los primeros en inaugurar el mismo, para variar, fueron los
multimedios que comandan la agenda y las posturas en los temas que más se
repiten entre los opositores institucionales.
Como era de esperas, estos pusieron a sus “especialistas” a
bajar línea sobre lo catastrófico del proyecto y del andar argentino respecto a
la deuda, defendiendo abiertamente a los Fondos Buitres y al intento violatorio
de nuestra soberanía por parte del Poder Judicial de Estados Unidos.
Seguido a ellos, apareció el intendente de la CABA, Mauricio
Macri, para adelantar que la bajada de línea para el pro en su versión del
legislativo nacional, será la de oponerse al proyecto.
Lo mismo adelantó hoy el titular de la UCR, Ernesto Sanz,
quien dio a conocer el voto negativo del radicalismo, y se espera que en este sentido,
vayan otros votos de un FAUNEN que sin embargo ya ha tenido disidencias en
sectores del socialismo y de Libres del Sur.
Resta saber qué posición adoptará el Frente Renovador, que ya
ha tenido por parte de Darío Giustozzi, un elogio al proyecto, pero que también
tuvo críticas desde otros sectores; algo que se saldará cuando baje la línea públicamente
Sergio Massa.
Dejando de lado la coherencia que viene manteniendo el pro
respecto del tema deuda, coherencia que se confirma con su política de sobrendeudamiento
en la CABA y un revival de la toma de deuda para pagar intereses de deudas
anteriores, el resto de los espacios opositores no consigue aún cerrar filas en
torno al intento por voltear el proyecto - algo hasta hoy inviable porque el oficialismo
cuenta con los números necesarios en ambas cámaras del Congreso-.
No lo consigue porque conoce sobre la inviabilidad para el
país que significaría volver sobre nuestros pasos y abonar lo que los Buitres
pretenden, pero también porque les resulta difícil asumir que oponerse a un
proyecto que lo que haría en la práctica es abrir la posibilidad para que los
bonistas puedan cobrar, esta lejísimos de ser un aporte en una causa que no va
a culminar antes de 2015.
De allí las disidencias internas que surgen entre quienes
privilegian avanzar con una opción viable para garantizar que los acreedores
accedan al cobro, y quienes están pensando en los deseos de aquellos que
pretenden barrer con la política de desendeudamiento y hacer volar el país por
los aires.
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