“Creemos todavía en la mano invisible del mercado porque es
la que en definitiva sigue la historia, sigue desde hace décadas y sigue
siempre presente”, dijo uno de los referentes del FAUNEN y principal dirigente
del socialismo, Hermes Binner, al ser consultado en una entrevista radial, sobre
el flamante proyecto de nueva Ley de Abastesimiento (acá encontramos los puntosprincipales) que se tratará en breve en el Poder Legislativo.
Sobre el mismo y en sentido idéntico, se pronunció Sergio
Massa, jefe del Frente Renovador, en declaraciones radiales, al señalar que este
es un “tiempo en el que el esfuerzo lo tiene que hacer el Estado y no aumentar la
presión y el intento de injerencia sobre la actividad económica”.
Más allá de las pretensiones de validez expuestas por el
primero casi justificando sus dichos: “Yo creo que existe – en referencia a la mano
invisible del mercado-. Estamos hablando de valores que hoy defendimos y que
hoy también los tenemos que ayudar a desarrollar”, y el obvio intento de
demonización del segundo – recuérdese que uno de los principales logros de los
medios en nuestro país ha sido instalar, en vastos sectores de la sociedad, la
creencia: Venezuela es el infierno mismo- al manifestar que el proyecto de ley “tiene
similitudes con lo que fue el plan de desarrollo venezolano, que atacó cadenas
de valor, y el resultado en ese país fue el cierre de industrias y la
expropiación de empresas”, lo cierto es la coincidencia en una definición
política de fondo: La mal llamada no intervención del Estado en la economía,
que se traduce en el dejar que las empresas gobiernen a gusto y placer la
economía del país.
Dejar hacer a los privados suponiendo que en su hacer hay una
regulación que le es propia al mercado y que por arte de magia va a curar todos
los males de la economía, dejando de lado que ellos tienen sus intereses,
ajenos al resto de la sociedad, y que estos son su razón de existir en el
complejo entramado socioeconómico.
Esa es la propuesta que ahora, a diferencia del macrismo que
lo expresa desde su génesis, también se animan a plantear de lleno Binner y
Massa - el último amplía sosteniendo que el Estado es quien debe hacer el esfuerzo, lo que se traduce en: El Estado debe bajar su inversión, o sea, recortar el gasto; caminar a aquel Estado mínimo-; la que ya se puso en práctica en este país desde 1976 hasta 2003 de
forma ininterrumpida y que tiene como proposición central que el mercado debe
estar libre de cualquier injerencia estatal que escape a lo que es la garantía
de la vigencia y la defensa de la propiedad privada.
Las consecuencias que nos legó ese Estado, que lejos de no
intervenir, se puso al servicio de los intereses particulares de algunos
sectores del empresariado nacional y foráneo; los grandes ganadores de las
crisis cíclicas del país y los que aún ahora siguen ostentando el poder, las
conocemos todos: La destrucción de la industria nacional; del trabajo; la
salud; la educación; del sistema previsional; del tejido social; y la condena
de más de la mitad de la población a la pobreza y un 30% a la indigencia.
A eso nos lleva la traducción en políticas concretas del
pensamiento que en estas horas se animaron a expresar Hermes Binner y Sergio
Massa: El que los académicos denominan como pensamiento neoliberal.
1 comentario:
La destruccion de la pobre Republica, está siendo llevada a cabo, por la mayor y 'mejor' caudilla, que la inconciencia ciudadana de los habitantes, fue capaz de colocar en el gobeirno !
Si los habitantes, no colocan rapido el uniforme de Ciudadanos..., terminarán peor que 'venezuela' !
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