Con una Plaza de Mayo colmada y un escenario que vio
desfilar una extensa lista de variados artistas, ayer por la tarde, se realizó
la celebración del 204° aniversario de la Revolución de Mayo, en una jornada
que incluyó, el regreso del Tedeum a la Catedral de Buenos Aires.
Dejando de lado la gran puesta en escena que abarcó a la
gran mayoría de las tradiciones musicales del país - crédito de Lito Vitale;
productor del evento-, cabe reflexionar sobre tres cuestiones salientes de lo ocurrido
ayer.
La primera, ya mencionada, refiere al regreso del Tedeum a
la Catedral; cortesía del presente fructífero en el que se encuentran las relaciones
entre el Gobierno Nacional y la Iglesia Católica, producto directo del paso de Jorge
Bergoglio a Francisco.
Al gesto del regreso, el cardenal Mario Poli respondió con
una homilía concordante, alejadísima de aquellas en las que se atacaba al
Gobierno y al proceso político.
La segunda cuestión a atender, versa sobre los dichos de la
Presidente Cristina Fernández, en su discurso vespertino.
Un discurso que no por atender las formas, esas que lo son
todo para los opositores, dejo de hacer foco en el concepto de unidad ligada
completamente al proyecto político de país: “No me interesa la unidad nacional
para volver para atrás, no me interesa la unidad nacional para no ocuparse de
los pobres y de los excluidos, no me interesa la unidad nacional que me dice
que tengo que decir que sí a culturas que no tienen nada que ver con nuestra
historia ni con nuestras necesidades”; y que también, puso en cuestión aquello
del mérito individual como único o más relevante hecho en lo que a progreso
social refiere: “Muchos creen que las cosas se han obtenido únicamente por
esfuerzo propio. Y es cierto que mucha gente trabaja y se esfuerza, pero
también no es menos cierto que antes se esforzaba y trabajaba y no conseguía ni
trabajo; ni obra social; ni salud; ni educación; ni jubilación; ni
absolutamente nada”.
Respecto de la tercera cuestión, ayer volvió a vivirse una
masiva fiesta popular, y hago foco en la masividad porque hace meses se viene
planteando desde las repetidoras opositoras la ficción de un proyecto al cual
nadie acompaña ya; algo que se iba a ver reflejado en la incapacidad de movilización
de un kirchnerismo que supuestamente viene perdiendo la calle: El fin de ciclo
lo titulan.
Gran ficción sin dudas, porque ayer volvió a observarse una
capacidad de movilización que da cuenta, no sólo que este proyecto nunca perdió
la calle, sino también que se está bastante lejos de esa suerte de crisis
terminal que plantean a diario los
multimedios opositores; supuesta razón del desánimo que iba a vaciar cualquier
festejo.
2 comentarios:
Por tratarse de una fiestita del fin de un ciclo, no estuvo mal. Le deben haber pagado mucho a todos esos extras para que aparentasen estar tan contentos. Inclusive, qué bien adiestrados los nenitos que parecían felices de verdad.
Pero no fue nada del otro mundo. A la una de la madrugada la plaza ya estaba vacía, ni una cacerola, ni un cartelito deseando alguna muerte, ni un insulto, nada que valiera la pena.
Me alegra pensar que cuando llegue el 25 de mayo de 2016, el pueblo liberado de esta infernal diktadura POR FIN va a poder celebrar la Fiesta Patria comenzando por alguna suelta de novillitos desde la Sociedad Rural y una celebración del tipo jálogüin en Narcodelta, todo bien nacional y popular.
Saludos
La idiotez, el zumbinismo..., es una enfermedad bastante comun, entre los debiles mentales, que prefieren 'dejarse' engañar por populismo-demagogia, a partir de un caudillo(a), que da una alpargatita, prometiendo dar la otra..., en un despues, quer nunca vendrá ! Mientras..., el caudillo(a) y su banda, acumulan riquezas descomunales, en un escandalo de corrupciones, todas tapadas, por relatos, que dan envidia a escritores de 'cuentitos' ! Esa es la vida de pobres republiquetas, hasta que se decidan a ESTUDIAR !
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