Error propio por falta de información; eso no es lo
relevante, el hecho es que en la mañana francesa, se cerró el acuerdo con el
Club de Paris, cortesía de las no menores gestiones del Ministro de Economía,
Axel Kicillof.
Lejos de extenderse, la negociación llegó a buen puerto y
Argentina se comprometió a cancelar su deuda que mantiene con los usureros de u$s9.700
millones, en cinco años.
El acuerdo prevé una tasa de interés total del 3%, de
cumplirse los plazos para saldar la deuda, y dos pagos iniciales: El primero en
julio, de u$s 650 millones, y el segundo en mayo del próximo año, de u$s 500
millones.
De esta manera, el Gobierno Nacional consolida de forma
definitiva su política de desendeudamiento en el frente externo, haciéndose cargo
del último muerto que nos legara la catástrofe económica del 2001/2002.
Desde luego, esto no significa el fin de los problemas en
materia de deuda, pues queda aún pendiente el litigio legal con los Fondos
Buitre que todavía no ha tomado la Corte Suprema de los Estados Unidos, pero si
representa un paso significativo que inclusive, podría influir en el modus
operandi de los litigantes.
Párrafo aparte merece la gestión sobresaliente de Kicillof y
su equipo económico, quién expusiera tras el mismo, en declaraciones radiales, que
“el acuerdo asumido garantiza la sustentabilidad de los pagos de los
compromisos financieros como un todo, es compatible con el perfil de
vencimientos que tiene el país en el futuro y no implica condicionalidad alguna
para llevar adelante sus políticas económicas”.
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