Aquél histórico 17 de Octubre.

Es inevitable para un peronista, realizar hoy alguna mención sobre el 17 de Octubre de 1945 en tanto jornada histórica.

Es inevitable por lo que significó en lo inmediato de los acontecimientos, cuando aquella masiva movilización de los trabajadores, los pobres, los desclasados; el Pueblo, habiendo llegado desde los distintos puntos del Gran Buenos Aires colmó la Plaza de Mayo y logró la liberación del por entonces Coronel Juan Domingo Perón.

Es inevitable por lo que represento en los años venideros con la consolidación del movimiento popular en la escena política y pública, y su correlato en el desarrollo del Proyecto Nacional y Popular que cimentó un país con Soberanía Política; Independencia Económica; y Justicia Social hasta el doloroso golpe de la Fusiladora en 1955.

Y es inevitable por lo que nos ha dejado como lección histórica, tanto con la irrupción de trabajadores y desposeídos en la arena política y su propio reconocimiento de clase que se tradujo en organización popular, como con la demostración de lealtad a su referente y lo que ello implicó de allí en más en una relación política inquebrantable.

Aquel 17 de Octubre, fue para los trabajadores, no sólo una interpelación hacia su propia condición, sino también y como consecuencia de ella, el inicio de un camino hacia la construcción de una identidad por sus concepciones ideológicas, y por su traducción en la práctica con políticas concretas.

Por esto es que la calificación de jornada histórica bien se ajusta a lo ocurrido.

Considerando los distintos niveles que permiten comprender de manera más acabada su significado y su impronta, a lo largo de aquella jornada tuvo lugar el hecho político más importante del Siglo XX para nuestro Pueblo y para el desarrollo de la organización popular, pero lejos de pensarlo como una foto de una realidad pasada, debe reflexionarse como una parte sustancial en un proceso de cambio político; social; económico y cultural en Argentina.

Compañero Ikal Samoa